La palabra selfie es un neologismo proveniente del idioma inglés, empleado al referirnos a una auto foto hecha con un teléfono inteligente, una cámara web o una cámara digital, y para ser compartida, por lo general, a través de Internet.
Estos autorretratos se usan, más que todo, como un mensaje, ya sea para llamar la atención de otras personas, para alardear logros, o solo por diversión. En la mayoría de los casos, la motivación es mostrar un momento especial en la vida de una persona y comunicarlo a través de las redes sociales u otras plataformas.
Retratarse a uno mismo no es una adicción, a pesar que implique estar pendiente de la apariencia de forma constante. Hay quienes se vuelven individuos narcisistas o egocéntricos, buscando siempre el reconocimiento de otros en Internet.
Si una persona se siente obsesionada con cargar fotos a la web y está pendiente de la respuesta que recibe, sería saludable que se preguntara a sí misma qué objetivo busca al subirlas y si en realidad se siente satisfecha en caso de recibir comentarios favorables
Sin embargo, a pesar de los riesgos, los selfies permiten que los usuarios definan su propia personalidad a través del uso de las nuevas tecnologías. No hay que demonizar el fenómeno; estamos ante una nueva forma de comunicación», afirma la especialista.