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Reflexiones y Meditaciones

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Eli96

Invitado
La última petición de una mujer antes del divorcio cambió la vida de su esposo para siempre

No importa si en este momento estás en una relación o no. Te recomiendo leer esta historia acerca de lo importante que es valorar a tus seres queridos mientras están cerca.

Llegué a casa a la hora de la cena. Ese día lo preparó mi mujer. Yo quería hablar con ella, lo que tenía que decirle era algo muy complejo, tomé aire y le dije “Necesito decirte algo“… Ella no me dijo nada y se fue hacia el refrigerador a sacar las bebidas. Una vez más vi el dolor en sus ojos.

Tenía que continuar hablándole de alguna manera y sin más le dije que debíamos divorciarnos. Ella sólo me preguntó: "¿Por qué?” No pude responderle, y evadí la pregunta. Entonces ella se enojó mucho, se puso histérica y empezó a tirarme todo lo que tenía a mano. “No eres un hombre…” – me gritaba.

No había nada más de qué hablar. Me fui a la cama, no pude conciliar el sueño con rapidez y escuché que ella lloraba. Me era muy difícil explicarle qué había pasado con nuestro matrimonio, yo no sabía qué responderle. ¿Cómo decirle que no la amaba hace tiempo, que lo único que sentía por ella era lástima y que hace tiempo le había dado mi corazón a Carolina?

Al día siguiente preparé todos los documentos para el divorcio y la separación de bienes. Le dejé la casa, el automóvil y el 30% de las acciones de mi negocio. Ella miró los papeles, en su cara se esbozó una leve sonrisa y me dijo que no quería nada de mí, luego empezó a llorar otra vez. También me sentí mal al pensar en los 10 años que estuvimos juntos, pero su reacción sólo reforzó mi deseo de separarme.

Ese día regresé tarde a casa, no comí nada y fui directo a la cama. Ella estaba sentada a la mesa y escribía algo. Me desperté a la mitad de la noche y ella aún estaba escribiendo. Me dio igual lo que hacía porque ya no sentía ningún tipo de cercanía hacia ella.

En la mañana me dijo que ella tenía un par de condiciones para darme el divorcio. Insistió en guardar una buena relación en medida de lo posible, su argumento fue muy convincente: dentro de un mes nuestro hijo tendría los exámenes en la escuela y ella creía que una noticia así lo destruiría. Me fue difícil refutarle, así que no lo hice. La segunda condición me pareció bastante tonta: ella quería que durante todo un mes yo la llevara desde el dormitorio hasta el cobertizo en mis brazos como recordatorio de cómo la había llevado a casa luego de nuestra boda.

No protesté, me daba igual. Al llegar al trabajo le conté acerca de las peticiones a Carolina, y ella respondió que todo era un intento miserable de mi esposa para manipularme y hacerme cambiar de opinión.

El primer día cuando llevé mi esposa en brazos hacia el cobertizo me sentí incómodo, para mi ella era alguien ajeno. Nuestro hijo nos vio y pegó un brinco diciendo “¡Mi papá lleva en brazos a mi mamá!“Mi esposa me susurró”no le digas nada…“. Puse a mi esposa en el suelo al llegar a la puerta de la entrada, de allí ella se fue caminando a la estación de autobús.

El segundo día todo salió un poco más natural. Me sorprendí en cierta medida al ver que ella tenía un par de canas y algunas arrugas insipientes. Ella le puso su alma a nuestro matrimonio ¿cómo podría yo agradecérselo?
Al poco tiempo surgió entre nosotros una pequeña chispa, que creció cada día. Me sorprendí mucho más al notar que mi esposa se hacía más liviana cada día. No le dije nada a Carolina.

El último día cuando me preparaba a alzarla en mis brazos la encontré cerca al armario, se quejaba diciendo que había adelgazado mucho últimamente. Y era cierto, ella estaba mucho más delgada que antes. ¿Habría sido por lo de nuestra relación? Nuestro hijo entró en la habitación y feliz preguntó cuándo iba a llevar a mi mamá en brazos hasta la puerta, para él ya era una tradición. Yo la levanté y me sentí exactamente igual al día de nuestra boda. Era increíble: Ella me abrazó suavemente por el cuello. Lo único que me preocupaba era su peso.

Cuando puse a mi esposa en el suelo, agarré rápidamente las llaves del auto y llegué volando al trabajo. Al ver a Carolina le dije que ya no quería divorciarme y que el amor con mi esposa se había enfriado sólo porque habíamos dejado de prestarnos la debida atención. Carolina me dio una bofetada y se fue corriendo.
Yo estaba feliz porque pronto vería a mi esposa. Salí temprano de la oficina y me detuve en una tienda de flores, le compré el bouquet más bonito que encontré; cuando el vendedor me preguntó qué poner en la tarjeta le respondí “Para mi sería un honor llevarte cargada hasta el final”.

Luego de hacer suertes en el tráfico, con el corazón latiendo rápidamente, y una gran sonrisa llegué a casa, subí las escaleras y entré al dormitorio, mi esposa estaba en la cama. Estaba muerta.

Al poco tiempo me enteré que ella había luchado con valentía contra un cáncer durante los últimos meses y no me dijo nada, y yo ni cuenta me di por estar muy ocupado con Carolina. Mi esposa era una mujer increíblemente sabia: para que yo no pareciera un monstruo ante mi hijo por el divorcio ella pensó en aquellas condiciones que inicialmente me parecieron tan tontas.

Espero que esta historia le ayude a alguien a luchar por su familia. Muchas personas se han rendido sin saber que están sólo a un paso de la victoria.
 
Última edición por un moderador:
Muy bonita la historia Eli, ya la había leido hace un tiempo y muchas gracias por traerla y compartirla, sucede que en no pocas ocasiones las personas no valoran lo que tienen y le dan más valor a otras personas, se olvidan por completo de ese lazo que un día los acercó, se quieren ir con otras personas que los encandilan, para luego terminar sumidos en un arrepentimiento total.
 
Admitir que te equivocaste.
Hacer lo que es correcto, aunque los demás no lo hagan.
Hablarle a alguien que no conoces.
Decir “no” cuando otros están tratando de que hagas algo que sabes que no debes hacer.
Decir la verdad y aceptar las consecuencias.
Defender algo en lo que crees, aunque podría significarte el rechazo o el ridículo o incluso un daño físico.
Defender a alguien a quien se considera impopular o inaceptable.
Vivir tu fe con todo tu corazón, tu mente, tu alma, y tu fuerza, sin importar lo que te cueste.
1 Timoteo 4:12 Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.
1 Pedro 2:21 Porque para esto sois llamados; pues que también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que vosotros sigáis sus pisadas.
Josué 1:9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Quien es el que arrebata esta promesa? El reino de los cielos sufre violencia y solo los valientes lo arrebatan

Dejo este tema para que los valientes que desean arrebatar el reino de los cielos se hagan participe DTB
 
Estás conmigo desde antes de verme nacer, tu palabra me hizo saber, de las cosas tan hermosas que creaste para mi es impactante que en tus planes me encontrara yo, alcanzando tus propósitos en mi vida puedo diario ver que marcas el camino, estás conmigo desde antes de verme nacer tu palabra me hizo saber que tu favor me guía a cumplir lo que tu quieras para mí, eres el padre que siempre soñé mi amor eterno mi razón de ser mi dulce compañía en cada día de mi vida eres el padre que tanto soñé. Como dice este interprete Dios es lo máximo, el amor que tu padre terrenal no te puede dar, tu padre celestial esta con sus brazos abiertos dispuesto abrazarte y amarte y decirte estoy aquí para levantarte No temas yo estoy contigo no desmayes yo soy tu Dios, yo te llevo en mis brazos, yo te he amado con amor eterno, y jamás te dejare. Siempre te sustentare con la diestra de mi justicia, he visto las veces que has llorado y has clamado a mi nombre y estoy atento a todo tu clamor y oración.
Amado (a) te invito que expreses la gratitud de nuestro Dios con palabras vivas y eficaces que sean capaces de provocar tantas visitas, que este foro sea lleno de la manifestación gloriosa y Dios quebrante los corazones y este amor que solo Dios puede derramar sea manifiesto a todos. Y seamos un solo cuerpo en Dios para levantar las rodillas paralizadas y las manos caídas, Dios nos mandó a edificar los muros caídos.
Juventud es hora de que nuestros ojos sean abiertos, para que el padre derrame de ungüento sobre sus hijos, porque la creación gime por la manifestación gloriosa de este su pueblo.
Tu eres hijo, no eres cualquier cosa, Dios te ve como algo grande déjale saber a todos los del foro UIJ que Dios, quiere un nuevo vino, Dios quiere usarte como vasija en sus manos, recuerda que el padre quiere que seas aun a su semejanza, mientras más tiempo estés en su presencia más te parecerás a él.
Una reflexión este hermano en Cristo.
 
Un campesino que enfrentaba muchas dificultades económicas, poseía algunos caballos que le ayudaban en los trabajos de la pequeña finca. Un día, un trabajador le trajo la noticia de que uno de los mejores caballos había caído en un viejo pozo abandonado. Era muy profundo, y resultaría extremadamente difícil sacarlo de allí.El campesino fue rápidamente al lugar del accidente y evaluó la situación, dándose cuenta de que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el costo del rescate, concluyó que no valía la pena, y pidió a un trabajador que sacrificara al caballo tirando tierra al pozo hasta que quedara enterrado. Y así se hizo.

Moraleja: Si “estás allá abajo”, sintiéndote poco valorado y te lanzan la tierra de la incomprensión, del egoísmo o de la falta de apoyo, recuerda al caballo de esta historia. No aceptes la tierra que tiren sobre ti, sacúdela y sube sobre ella. Cuanta más tierra te lancen, más podrás subir.
 
A raíz de que existen varios temas que son alguna reflexión o meditación, hemos decidido moverlos para este sitio y dejarlo abierto para nuevas publicaciones. Aquí les dejo este espacio para la reflexión y la meditación.
 
Un chico de bajos recursos le propuso matrimonio a una mujer rica… Ella le dijo: “Lo que tu ganas en un mes yo lo gasto en un día… por qué perder mi tiempo con un pobre diablo, si lo que quiero es un hombre que me dé dinero y lujos… Olvídate de mí y consigue a alguien de tu clase.” Diez años después por giros del destino se encontraron en un centro comercial. Ella le dijo: “Me casé con un maravilloso hombre inteligente que me da lo que yo quiera, porque gana 15,700 dólares al mes; hice bien en rechazarte porque de otro modo estaría barriendo calles contigo.” El joven sonrió con lágrimas en los ojos y la felicitó. El esposo de la chica se arrimó y le dijo educadamente: “Buenas tardes señor Carter, veo que ya conoce a mi esposa… cariño te presento al señor Carter, él es mi jefe, con el cual he estado trabajando el proyecto de 100 millones de dólares…” Quedó tan sorprendida que no fue capaz de responder. El señor Carter dijo: “Fue un placer saludarlos, pero debo irme por trabajo, feliz tarde. Cuando se fue, ella le preguntó al esposo: “¿En serio es tu jefe?” -Sí cariño, cuentan que una vez una chica lo humilló, menospreció y discriminó por ser pobre… desde entonces trabajó muy duro y a pesar de que ahora es un magnate multimillonario es muy humilde, sencillo, formal, serio y servicial… tiene una gran esposa que lo adora y lo apoya desde que no tenía nada… Esas son las vueltas que da la vida, unas veces nos toca estar debajo de esa rueda y ser menospreciado por las cosas materiales que no tenemos y otras nos toca estar encima, para darle una galleta sin manos a aquellos que nos jugaron superficialmente…
 
Última edición por un moderador:
Es hermoso... sobre todo porque el amor de la señora no se vio afectado por la infidelidad de su esposo y sintió la necesidad de protegerlo aun con el alma rota por su engaño!!! Y la enseñanza de que él, solo después de perdido valoró el sentimiento que los unía... eso aplica en muchas relaciones... Saludos y Suerte
 
Wow, muy buena historia, me ha dado un escalofrío al final, sin duda una de las pocas cosas de calidad que he leído en este foro. Pienso que a veces tenemos que analizar las cosas en nuestra relación, no tomar caminos que al final no nos lleve a nada y ver si vale la pena o no avanzar con lo que se nos presenta. Gracias por compartirla.
 
El ruido de la carreta
Se cuenta que un joven caminaba con su padre cuando se detuvieron en una curva. Después de un pequeño silencio, el padre preguntó al hijo:
—Además del canto de los pájaros, ¿escuchas algo más?
Durante algunos segundos el muchacho se concentró en los ruidos del ambiente y luego respondió:
—Estoy escuchando el ruido de una carreta.
—Correcto —dijo el padre—. Es una carreta vacía.
—¿Cómo sabes que está vacía, si no la estás viendo? —preguntó el joven.
—Es muy fácil saberlo. Cuando una carreta está vacía hace mucho ruido. Y cuanto más vacía está, tanto mayor es el ruido que hace.
Cuenta el jovencito de la historia que nunca olvidó la lección de su padre. Cada vez que veía que alguien hablaba demasiado o hacía alarde de sus conocimientos, le parecía escuchar otra vez la voz de su padre que le decía: «Cuanto más vacía la carreta, tanto mayor es el ruido que hace».
Quizás no hay mejor ejemplo de «la carreta vacía» que el de los líderes religiosos del tiempo de Cristo. A ellos sí les gustaba hacer ruido. Cuando ayudaban a un necesitado, lo publicaban a los cuatro vientos. Les gustaban las oraciones largas y en público, para que la gente los viera. Y cuando ayunaban ponían caras largas y desfiguradas, para que la gente admirara la piedad de ellos (ver Mat. 6: 2, 5, 16). ¿A quiénes impresionaban con sus alardes? A nadie. La gente los conocía bien. Y el Señor Jesús los llamó «hipócritas» (vers. 2, 5, 17).
Tú tampoco te dejes impresionar por esas «carretas vacías». Las vas a encontrar en todas partes. Quieren exhibir su «sabiduría», pero lo único que logran es hacer gala de su estupidez. Y por supuesto, no incurras tú mismo en ese error.
Tarde o temprano, la gente se dará cuenta de tu verdadero valor. Por lo tanto, no te afanes en exhibirlo. Que tu mayor anhelo sea ser semejante en carácter al Señor Jesús. Y tu mayor gloria, vivir para alabarlo.

El secreto de un agricultor exitoso
Cada año se celebraba el concurso para elegir el mejor producto agrícola del pueblo. Marcus llevaba cinco años consecutivos siendo el ganador del certamen. Su producto era el maíz, cuya calidad era la más sobresaliente.
Cuando un reportero le preguntó si podía contar el secreto de su maíz, él dijo: “Claro. Se debe a que comparto la semilla con mis vecinos”.
Asombrado, el reportero preguntó: “¿Por qué comparte su mejor semilla con los demás, si ellos entran en el mismo concurso también?”
Lo que sucede, dijo el agricultor, es que el viento lleva el polen del maíz maduro de un sembradío a otro. Si mis vecinos cultivan un maíz de baja calidad, la polinización degradaría la calidad del mío. Para obtener un buen maíz, debo ayudar a mis vecinos para que también lo hagan.
Este mismo secreto funciona para otros aspectos de la vida. Si quieres una vida llena de paz y plenitud, debes ayudar a otros para que también la obtengan.
Cuando ayudamos a los demás estamos creando una cadena de amor y bendición para todos.
Jesús vino a dar vida en abundancia y nosotros debemos ser instrumentos para que los demás también reciban esa bendición.

El vaso con agua
Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua, todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿Está medio lleno o medio vacío? Sin embargo, preguntó:
– ¿Cuánto pesa este vaso?
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
El psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo.
Si lo sostengo 1 minuto, no es problema, si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo, si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará.
El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, más difícil de soportar se vuelve.”
Y continuó: “Las preocupaciones son como el vaso de agua.
Si piensas en ellas un rato, no pasa nada.
Si piensas un poco más empiezan a doler y si piensas en ellas todo el día, acabas sintiéndote paralizado, incapaz de hacer nada.”
¡Acuérdate de soltar el vaso!
 
Esperanza en medio del desánimo
Todos perdemos la esperanza de vez en cuando, especialmente cuando las cosas no salen bien. Naturalmente, nos cansamos más cuando nadamos contra la corriente y lidiamos con oposiciones.
Es mucho mejor cuando alguien que amamos camina con nosotros en esos momentos difíciles y nos dice: ¡tú me importas a mí…! Ayuda mucho saber que no estamos solos en la vida.
En cierta ocasión Jesús dijo a Simón: pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte… (Lucas 22:32). Es un consuelo saber que Jesús ora para que mantengamos nuestra fe, a pesar del pecado que nos ha llevado a los problemas que podemos estar viviendo.
La fe no es solo una cuestión individual, ella encierra también nuestra relación con Dios. Y Dios quiere que nuestra relación crezca.
Cuando tenemos que caminar sobre un puente que se tambalea y abajo tenemos un abismo, es mejor fijar los ojos en algo inmóvil que este al final, del otro lado. Mirar hacia atrás o hacia abajo implica un riesgo mortal para nuestra vida espiritual. El miedo se apodera de nosotros, perdemos el equilibrio y nos caemos.
Ante los abismos y peligros de la vida, Dios nos dice que miremos fijamente a Jesús y prosigamos. Él, que intercede por nosotros, nos llenará de valor y esperanza y hará que triunfe nuestra fe.
 
Hacer el bien sin mirar a quién
¿Has pensado todo el bien que puedes hacer con solamente una palabra, una sonrisa o un abrazo? Muchas veces pasamos por alto las cosas pequeñas, pero podemos hacer felices a las personas que nos rodean con un simple acto de bondad.
El pastor Dwight Moody cuenta que un día, llegó a su oficina un señor acompañado de un joven que deseaba presentarle para que lo ayudara, pues acababa de salir de la cárcel. Después de conocerse y hablar un poco, el pastor Moody creyó conveniente presentar al joven a su familia.
En eso llegó Emma, la pequeña hija del pastor Moody. Este presentó al muchacho como su amigo a la niña. La inocencia infantil y la sinceridad que caracteriza a los niños se hizo sentir inmediatamente, pues ella se acercó al joven y le dio un beso. Él se echó a llorar. El pastor Moody, asombrado, le preguntó qué le sucedía, a lo que el ex convicto respondió:
—Hace muchísimo tiempo que nadie me había besado. La última vez fue mi madre en su lecho de muerte.
Cuántas personas a tu alrededor quisieran que les extendieras la mano y las saludaras. Anhelan que alguien les preste un poco de atención, o que simplemente las escuchen. La bondad se puede manifestar de maneras muy sencillas. Conéctate con Jesús hoy para que puedas mostrar bondad a todo el mundo.
Piensa en un acto de bondad que puedas realizar hoy.
 
Hay fortunas que matan
Yusuf el terrible turco era un luchador de 140 kilos que había salido de su Turquía natal y había emigrado a los Estados Unidos en busca de fama y fortuna. Pronto se convirtió en el luchador más popular.
La gente de todos los rincones del país se arremolinaba para ver cómo derrotaba a sus oponentes. Yusuf era, realmente, un forzudo. Pero tenía una debilidad, el oro. En los tiempos en que competía el Terrible Turco, las monedas de oro eran de curso legal en América.
Cada vez que Yusuf ganaba un partido, exigía que le pagasen en monedas de oro. Tan pronto como le pagaban, metía las monedas en el cinturón monedero que llevaba a la cintura.
Un día, Yusuf anunció que su carrera como luchador se había acabado. Se retiraba y regresaba a su país natal. Ya no competiría más. Tenía todo el oro que necesitaba.
A bordo de un gran vapor, Yusuf emprendió viaje hacia Turquía. Pero, en la segunda noche de la travesía, se desató una terrible tormenta. Pronto, el barco empezó a hundirse. La tripulación recibió orden de arrojar los botes salvavidas al agua. Yusuf cruzó corriendo la cubierta.
Al ver un bote a la deriva a poca distancia del barco, el forzudo se arrojó al océano. Pero cuando empezó a nadar hacia el bote, el peso de las monedas de oro lo arrastró hacia abajo y él y su fortuna nunca más fueron vistos. Yusuf hizo que el oro fuese su dios y este lo destruyó.
Eso es lo que siempre sucede cuando Dios no ocupa el primer lugar en la vida.
Algo en que pensar: ¿Hay algo en tu vida que te arrastre hacia abajo?
 
Esto que voy a publicar es un poco largo, pero vale la pena que lo lean, a mi me hizo llorar

“Cuando ya me haya ido”
La muerte siempre es algo inesperado. Hasta los enfermos terminales esperan no morir hoy. Quizá dentro de una semana, pero no ahora, no hoy.

La muerte de mi padre fue aún más inesperada. Se fue cuando tenía 27 años así como muchos músicos del así llamado “Club de los 27″. Estaba joven, demasiado joven. Mi padre no era ni músico ni alguien famoso. El cáncer no elige a sus víctimas. Se fue cuando yo tenía sólo 8 años y estaba lo suficientemente grande para extrañarlo durante toda mi vida. Si hubiese muerto antes, no me hubiesen quedado recuerdos de él y no sentiría ningún dolor, pero entonces también podría decirse que nunca tuve un padre. Y yo sí lo recuerdo, porque lo tuve, tuve un padre.

Si hubiese estado vivo, hubiese podido alegrarme con sus bromas, hubiese podido besarme la frente antes de que me fuera a dormir. Quizá me hubiese obligado a ser fanático de su equipo de futbol preferido y me hubiese explicado algunas cosas muchísimo mejor que mamá.

Nunca me dijo que moriría pronto. Aún cuando estaba en la cama del hospital, con tubos por todo el cuerpo no me dijo ni una palabra al respecto. Mi papá hacía planes para el próximo año aunque sabía que ya no estaría entre nosotros el próximo mes. El próximo año iríamos a pescar, viajaríamos y conoceríamos lugares en los que nunca habíamos estado. El próximo año sería maravilloso. Ese era nuestro sueño.

Creo que él pensaba que algo así me daría suerte. Hacer planes para el futuro era su forma de mantener la esperanza. Me hizo reír hasta el final. Él sabía lo que debía suceder pero nunca me dijo nada, no quería verme llorar.

Un día mi madre llegó por mí a la escuela de repente y luego fuimos al hospital. El doctor le dio la triste noticia con toda la delicadeza que pudo. Mi mamá se echó a llorar, le quedaba una pequeñísima esperanza. Yo estaba en shock. ¿Qué significaba eso? ¿Acaso no es una de esas enfermedades que los doctores curan? Me sentí traicionado. Grité lleno de ira hasta que entendí que mi papá realmente ya no estaba entre nosotros. Luego también me puse a llorar.

Luego algo ocurrió. Una enfermera con una pequeña caja bajo su brazo se acercó a mí. La caja estaba llena de sobres escritos con notas en lugar de dirección. La enfermera me entregó sólo una de las cartas.

“Tu padre me pidió darte esta cajita. Pasó toda la semana escribiendo estas cartas y quería que hoy leyeras la primera de ellas. Sé fuerte“.

En el sobre estaba escrito: Cuando ya me haya ido”. La abrí.



Hijo,

Si estás leyendo esto significa que estoy muerto, Lo siento, yo sabía que eso pasaría.

No quería decírtelo, no quería que lloraras. Fue mi decisión. Creo que una persona que está tan cerca de la muerte tiene derecho a ser un poco egoísta.

Aún me queda mucho por enseñarte, al fin de cuentas no sabes prácticamente nada. Así que te escribí estas cartas. No las abras hasta que llegue el momento indicado ¿vale? Ese será nuestro trato.

Te amo. Cuida de mamá. Ahora eres tú el hombre de la casa.

Con amor, papá.

P.S. No le escribí cartas a tu mamá, ya le dejé el auto.

Su carta enredada y que pude leer con dificultad me tranquilizó y me hizo sonreír. A mi papá se le había ocurrido algo así, tan original.

Esa pequeña caja se convirtió en el objeto más importante del mundo para mí. Le dije a mamá que no la abriera. Las cartas eran para mí y nadie más debía leerlas. Aprendí de memoria lo que estaba escrito en los sobres que me quedaban por abrir. Era cuestión de esperar a que llegara el momento de cada una… y me olvidé de ellas.

Siete años después, luego de que nos mudásemos a un nuevo lugar, no tenía idea de dónde estaba la caja. Sencillamente olvidé dónde podría estar y en realidad no la buscaba. Hasta que ocurrió algo.

Mamá nunca se volvió a casar. No sé por qué, pero quería pensar que mi papá fue el amor de toda su vida. Durante algún tiempo tuvo un novio que no valía nada. Yo pensaba que ella se rebajaba al estar con alguien así. Él no la respetaba. Ella merecía algo mejor que un hombre que conoció en un bar.

Aún recuerdo la bofetada que me dio luego de que yo pronunciara la palabra “bar”. Lo reconozco, lo merecía. Mientras la piel de mi rostro aún estaba hirviendo por el golpe recordé la caja con las cartas y una carta en específico en cuyo sobre se leía “Cuando tengas la peor pelea con tu madre”.

Busqué por todas partes en mi dormitorio y encontré la caja dentro de un maletín que estaba arriba del armario. Vi los sobres y entendí que olvidé abrir la carta que decía “Cuando des tu primer beso”. Me odié por eso y decidí abrirla después. Al fin, encontré lo que buscaba.

Ve y pídele disculpas.

No sé qué causó la pelea y no sé quién tiene la razón, pero yo conozco bien a tu madre. Ve y discúlpate, eso es lo mejor que puedes hacer.

Ella es tu madre, te ama más que a cualquier cosa en el mundo. ¿Sabías que ella te dio a luz de forma natural porque alguien le dijo que así sería mejor para ti? ¿Alguna vez has visto cómo da a luz una mujer? ¿Necesitas alguna otra prueba de su amor?

Pídele perdón. Ella te perdonará.

Te ama, tu papá

Mi papá no era un gran escritor, era un simple empleado de un banco, pero sus palabras tenían una gran influencia en mí. Eran palabras llenas de sabiduría, mucha más que la que yo hubiese podido tener a mis 15 años, como en ese momento.

Fui con prontitud a la habitación de mi mamá, yo estaba llorando cuando ella se dio la vuelta para verme a los ojos. Recuerdo que caminé hacia ella con la carta en la mano. Me abrazó y estuvimos un rato ahí, en silencio.

Nos reconciliamos y hablamos un poco del tema. Era como si él estuviera ahí, sentado junto a nosotros. Mi madre, yo, y una pequeña parte de mi papá, una parte que él nos había dejado a ambos en una hoja de papel.

Pasó algún tiempo antes de que leyera la próxima carta: “Cuando pierdas la virginidad”.

Te felicito hijo.

No te preocupes, con el tiempo todo se pondrá mejor. La primera vez siempre da miedo. Mi primera vez fue con una mujer bastante fea que además era prostituta.

Mi mayor temor era que le preguntases a tu madre qué es la virginidad luego de que leyeras esa palabra en este sobre.

Con amor, papá.

Mi papá estaba conmigo a lo largo de toda mi vida. Estuvo conmigo sin importar que hubiera muerto hace tiempo. Sus palabras hicieron lo que nadie más hubiese podido: me dieron las fuerzas para superar las numerosas dificultades de mi vida. Siempre supo como hacerme reír cuando alrededor todo parecía una pesadilla y me ayudó a limpiar mi mente en momentos de enojo.

La carta “Cuando te cases” me inquietó mucho. Pero no tanto como la que decía “Cuando te conviertas en papá”.

Ahora entiendes lo que es el verdadero amor, hijo. Entiendes lo mucho que la amas. Pero en realidad, el verdadero amor es eso que sientes por esa pequeña criatura que está a tu lado. No sé si es un niño o una niña.

Pero…. disfrútalo. El tiempo empezará a transcurrir muy rápidamente, así que más te vale estar cerca. No dejes pasar los momentos, porque nunca regresarán. Cámbiale los pañales, dale baños, sé un ejemplo a seguir. Creo que tienes lo necesario para ser tan buen padre como lo fui yo.

La carta más dolorosa que he leído en mi vida, y también la más corta fue una de las de mi padre. Estoy seguro que cuando él escribió estas cuatro palabras estaba sufriendo tanto como yo. Me tomó tiempo, pero finalmente abrí el sobre “Cuando tu madre muera”.

Ahora ella es mía.

¡Que gracioso!… Fue la única carta que no puso una sonrisa en mi rostro.

Siempre cumplí mi promesa, por eso nunca leí las cartas antes de tiempo, bueno, a excepción de la carta “Si te das cuenta que eres gay”. Fue una de las cartas más simpáticas.

¿Qué te puedo decir? ¡Qué bien que estoy muerto!

Ya dejando las bromas a un lado, estando a punto de morir entendí que nos preocupamos mucho por cosas que en realidad no tienen importancia. ¿Crees que algo cambiará, hijo?

No seas tonto, se feliz.

Siempre esperé con ansias el próximo momento, la próxima carta, una lección más que mi padre tendría para mí. Es increíble lo que un hombre de 27 años puede enseñarle a un viejo de 85 como en el que me convertí.

Ahora, postrado en una cama de hospital, con tubos en mi nariz y garganta por culpa de este maldito cáncer, paso mis dedos por el ya descolorido papel de la última carta que me queda por abrir. La frase “Cuando haya llegado tu hora” apenas y puede leerse en el sobre.

No quiero abrirlo. Tengo miedo. No quiero pensar que mi hora esté cerca. Nadie cree que un día morirá.

Respiro profundo, y abro el sobre.

Hola hijito. Espero que ya estés viejo.

¿Sabes? Esta fue la primera carta que escribí y fue la más fácil de todas. Es una carta que me liberó del dolor de perderte. Creo que la mente se despierta cuando sientes que estás cerca del fin. Es más fácil hablar al respecto.

Estos últimos días aquí he pensado mucho en mi vida. Fue corta pero muy feliz. Fui tu padre y el esposo de tu mamá. ¿Qué más podría pedir? Eso me dio paz interior. Ahora haz tú lo mismo.

Mi único consejo: no temas.

P.S: Te extraño mucho
 
No temas a la muerte
Una noche, mientras la arropaba en la cama, Corrie le habló a su padre del temor que sentía ante la muerte.
—Papá, tengo miedo de morir—dijo—. ¿Qué sucederá?
—Cuando hacemos un viaje en tren, ¿en qué momento te doy el billete? —preguntó él.
Corrie respondió: —Justo antes de subir al tren.
—Eso es —dijo el Sr. Ten Boom—. No te lo doy hasta que lo necesitas.
Pues lo mismo pasa con la muerte. Dios te dará lo que necesites cuando llegue el momento. No antes.
Sean cuales sean las dificultades que esconda el futuro (muerte, persecución, soledad, rechazo), Dios estará ahí para darnos lo que necesitemos cuando lo necesitemos.
Él jamás nos defraudará.
 
No tienen precio
Hace unos años, mientras buscaba gangas en una tienda de segunda mano, encontré un rollo entero de cinta. Necesitaba cinta para mis paquetes de matemáticas. Comprobé el precio y todos ellos estaban puestos a 49 centavos.
Todos, excepto el que yo quería. La etiqueta indicaba 79 centavos. «¿Por qué este tiene que costar treinta centavos más que el resto?», me pregunté.
La etiqueta estaba pegada a la cinta y no en la cartulina del centro. Empecé a suponer que se había despegado de otro producto y se había enganchado a la cinta. Así que la saqué y fui a la sección de pago.
Cuando la dependiente me preguntó cuánto costaba la cinta le dije que eran 49 centavos. Le entregué un dólar y ella me devolvió el cambio.
Al día siguiente, en la escuela, mientras ataba la cinta a los paquetes, volví a pensar en la discrepancia de precios. «¿Tu integridad solo vale treinta centavos?», me preguntaba mi conciencia. Al pensar de ese modo me di cuenta de la mala decisión que había tomado.
La siguiente vez que fui a la ciudad, volví a la tienda de segunda mano. Después de explicarle a la dependiente lo que había hecho, le di medio dólar y le dije que se quedara el cambio. Después salí de la tienda con mi integridad intacta. Desde entonces, cuando siento la tentación de hacer algo mal, me pregunto: «¿Vale mi integridad?»
Cuando te das cuenta de lo que se podría perder, los beneficios a corto plazo del pecado no compensan. Un carácter firme y una conciencia limpia no tienen precio.
 
Nunca te avergüences de una amistad verdadera
Jackie Robinson era un niño afroamericano que era muy bueno para el béisbol. Tenía cinco hermanos y su abuelo había sido esclavo. Cuando Jackie nació, aún había mucho desprecio hacia la gente que tenía el mismo color de piel que él.
Cuando a Jackie lo contrataron para ser un jugador en las Grandes Ligas, fue víctima de mucho racismo. En las gradas de los estadios, los espectadores se burlaban de él; recibió cartas con amenazas de muerte; durante algunos juegos hasta le lanzaron gatos negros. También los jugadores de los demás equipos lo insultaban y atacaban. Algunos le escupían; a veces el lanzador contrario, al arrojar la pelota, trataba de pegarle en la cabeza.
No fue fácil para Jackie sobrevivir en ese ambiente tan hostil. Se cuenta que en un juego cometió un error, y los espectadores lo empezaron a abuchear. El joven pelotero se quedó en la segunda base, sintiéndose muy mal al escuchar las burlas desde las gradas. Pee Wee Reese, uno de los jugadores de su equipo, pidió tiempo fuera y se dirigió a la segunda base, donde se encontraba Jackie. Cuando llegó pasó su brazo sobre el hombro de su compañero, y así permaneció durante un buen rato, mirando a la multitud que poco a poco fue callando.
Era como si hubiera dicho a todo el mundo: «Jackie es mi amigo. No me importa el color de su piel, es mi amigo». Años más tarde, comentó que ese brazo alrededor de su hombro había salvado su carrera.
¿Te has avergonzado alguna vez de un amigo o amiga? Si conservas tu conexión con Jesús, jamás permitirás que se cometan injusticias en contra de tus amigos y amigas.
 
Nunca te avergüences de una amistad verdadera
Jackie Robinson era un niño afroamericano que era muy bueno para el béisbol. Tenía cinco hermanos y su abuelo había sido esclavo. Cuando Jackie nació, aún había mucho desprecio hacia la gente que tenía el mismo color de piel que él.
Cuando a Jackie lo contrataron para ser un jugador en las Grandes Ligas, fue víctima de mucho racismo. En las gradas de los estadios, los espectadores se burlaban de él; recibió cartas con amenazas de muerte; durante algunos juegos hasta le lanzaron gatos negros. También los jugadores de los demás equipos lo insultaban y atacaban. Algunos le escupían; a veces el lanzador contrario, al arrojar la pelota, trataba de pegarle en la cabeza.
No fue fácil para Jackie sobrevivir en ese ambiente tan hostil. Se cuenta que en un juego cometió un error, y los espectadores lo empezaron a abuchear. El joven pelotero se quedó en la segunda base, sintiéndose muy mal al escuchar las burlas desde las gradas. Pee Wee Reese, uno de los jugadores de su equipo, pidió tiempo fuera y se dirigió a la segunda base, donde se encontraba Jackie. Cuando llegó pasó su brazo sobre el hombro de su compañero, y así permaneció durante un buen rato, mirando a la multitud que poco a poco fue callando.
Era como si hubiera dicho a todo el mundo: «Jackie es mi amigo. No me importa el color de su piel, es mi amigo». Años más tarde, comentó que ese brazo alrededor de su hombro había salvado su carrera.
¿Te has avergonzado alguna vez de un amigo o amiga? Si conservas tu conexión con Jesús, jamás permitirás que se cometan injusticias en contra de tus amigos y amigas.
 
UN LUGAR DE ECOS
El mundo es un lugar de ecos si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos
amor, amor es lo que recibimos. El amor no debería ser exigente; de lo contrario, pierde sus alas, no puede volar. Se enraíza en la tierra y se vuelve muy terrenal; entonces es lujuria y proporciona mucha desdicha y gran sufrimiento. El amor no debería ser condicional, no habría que esperar nada de él. Él mismo debería ser su razón de ser, no una recompensa o resultado. Repito, si tiene algún motivo ulterior, vuestro amor no puede convertirse en un cielo abierto. Se ve confinado 5 a ese motivo; el motivo se convierte en su definición, en su límite. El amor sin motivo carece de limites: es puro júbilo, exuberancia, es la fragancia del corazón. Y que no haya deseo de conseguir ningún resultado, no significa que estos no tengan lugar; acontecen, y multiplicados por mil, porque aquello que le damos al mundo, nos vuelve rebotado a nosotros. El mundo es un lugar de ecos: si arrojamos ira, ira es lo que nos vuelve; si damos amor, amor es lo que recibimos. Pero ese es un fenómeno natural, no hace falta pensar en ello. Se puede confiar: acontece por su cuenta. Esta es la ley del karma: se recoge aquello que se siembra; lo que se da es lo que se recibe. Así que no hay, necesidad de pensar en ello, es algo automático. Odiad, y os odiarán. Amad, y os amarán.

DÍA A DÍA, 365 meditaciones para el aquí y el ahora OSHO
 
ILUMINACIÓN
En el momento en el que os ilumináis, toda la existencia se ilumina. Si estáis en
la oscuridad, entonces toda la existencia está a oscuras. Todo depende de vosotros. Hay mil y una falacias alrededor de la meditación. Esta es muy simple: no es otra cosa que conciencia. No es recitar, no es emplear un mantra o un rosario. Estos son métodos hipnóticos. Pueden proporcionaros un cierto descanso. No hay, nada malo en ello, si lo único que se pretende es la relajación. Cualquier método hipnótico puede ser de ayuda, pero si se quiere la verdad, no basta. La meditación simplemente significa transformar vuestra inconsciencia en conciencia. Por lo general, solo una décima parte de nuestro cerebro es consciente, y nueve décimas partes son inconscientes. Únicamente una parte pequeña de la mente, una capa fina, posee luz; por lo demás, la casa está a oscuras. Y el desafío es hacer crecer esa pequeña luz para que toda la casa se inunde de luz, con el fin de que ni un nicho o rincón queden en la oscuridad. Entonces toda la casa rebosa luz, y la vida es un milagro; tiene la cualidad de la magia. Deja de ser ordinaria y todo se vuelve extraordinario. Lo mundano se transforma en lo sagrado y las cosas pequeñas de la vida comienzan a tener una importancia tremenda, que ni siquiera habríamos imaginado. Las piedras corrientes parecen tan hermosas como los diamantes, toda la existencia se ilumina. En el momento en el que os ilumináis, toda la existencia se ilumina. Si estáis en la oscuridad, entonces toda la existencia está a oscuras. Todo depende de vosotros.

DÍA A DÍA, 365 meditaciones para el aquí y el ahora OSHO
 
AFICIONADOS Y EXPERTOS
Todos los grandes descubrimientos los hacen los aficionados. Siempre sucede... cuando empezáis un trabajo nuevo, sois muy creativos, os involucráis profundamente, proyectáis todo vuestro ser. Entonces, poco a poco, os vais familiarizando con el territorio. Y en vez de ser originales y creativos, comenzáis a ser repetitivos. Eso también es natural, porque cuanta más habilidad adquirís en cualquier trabajo, más repetitivos os volvéis. La destreza es repetitiva. De manera que los grandes descubrimientos los hacen los aficionados, nunca la gente experta... porque una persona experta pone mucho en juego. Si sucede algo nuevo, entonces, ¿qué será de su vieja habilidad? Durante años ha aprendido y se ha convertido en un experto. Por ello los expertos jamás descubren nada; nunca van más allá de los límites de su conocimiento. Por un lado se vuelven más y más diestros, y por el otro, más y más aburridos, 4 hasta que el trabajo parece una carga. Porque ya no hay nada nuevo que pueda entusiasmarlos... ya saben lo que va a pasar, saben lo que van a hacer; no hay sorpresa en ello. Así pues, aprended una lección: es bueno alcanzar una habilidad, pero no es bueno acostumbrarse a ella para siempre. Cuando os surja la sensación de que las cosas se han estancado, cambiadlas, inventad cualquier cosa, añadid algo nuevo, borrad algo viejo. Volved a ser libres del patrón en el que habéis caído, lo que significa ser libres de vuestra habilidad; volved a ser aficionados. Eso requiere coraje y agallas, pero así es como se torna hermosa la vida.

DÍA A DÍA, 365 meditaciones para el aquí y el ahora OSHO
 
ELEGID LA NATURALEZA
Siempre que veáis que la sociedad está en conflicto con la naturaleza,
elegid la naturaleza... sin importar el precio. Jamás perderéis. Hasta ahora se ha considerado que el individuo existe para la sociedad, de modo que ha de acatar lo que la sociedad dicte. Debe encajar en ella. Esa es la definición del ser humano normal: uno que encaja en la sociedad. Aunque la sociedad esté loca, hay que encajar en ella; entonces sois normales. El problema que ahora se le plantea al individuo es que la naturaleza exige una cosa y la sociedad lo contrario. Si la sociedad demandara lo mismo que la naturaleza, no habría conflicto. Habríamos permanecido en el Jardín del Edén. El problema surge porque la sociedad tiene sus propios intereses, que no necesariamente están en sintonía con el individuo y sus intereses. La sociedad posee sus propios intereses; el individuo ha de ser sacrificado. Nos encontramos en un mundo que está patas arriba. Lo correcto sería justo lo opuesto. El individuo no existe para la sociedad, sino esta para el individuo. Porque la sociedad es simplemente una institución, carece de alma. El individuo posee alma, que es el centro consciente.

DÍA A DÍA, 365 meditaciones para el aquí y el ahora OSHO



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La felicidad escondida
Un poco antes de que la humanidad
existiera, se reunieron varios duendes para
hacer una travesura. Uno de ellos dijo:
—Debemos quitarles algo a los seres humanos, pero, ¿qué?
Después de mucho pensar, uno dijo:
— ¡Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad. El
problema es dónde esconderla para que no
puedan encontrarla.
Propuso el primero:
—Vamos a esconderla en la cima del monte
más alto del mundo.
—No, recuerda que tienen fuerza; alguno
podría subir y encontrarla, y si la encuentra
uno, ya todos sabrán dónde está —replicó otro.
Se escuchó una nueva propuesta:
—Entonces vamos a esconderla en el fondo
del mar.
Otro señaló:
—No, no olvides que son curiosos, alguno
podría construir un aparato para bajar, y entonces la encontrarán.
—Escondámosla en un planeta bien lejano
de la Tierra —propuso otro.
—No —le dijeron. Recuerda que les dieron
inteligencia, y un día alguno va a construir una
nave para viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad.
El duende más veterano, que había permanecido en silencio escuchando atentamente
cada una de las propuestas, dijo:
—Creo saber dónde ponerla para que nunca la encuentren.
Todos voltearon asombrados y preguntaron
al unísono:
—¿Dónde?
—La esconderemos dentro de ellos mismos;
estarán tan ocupados buscándola afuera que
nunca la encontrarán.
Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida
buscando la felicidad sin saber que la lleva consigo.
 
Recuerdo muy bien a ese estudiante de Derecho que me sacó de quicio tantas veces, pero ahora puedo redibujarlo en mi memoria con otros colores; pues después de entender las causas de Gandhi, el hombre menudo de sonrisa perpetua, pude comprender por qué me causaba tanta furia escucharlo. Ya que todo lo que él era yo jamás lo fui, todo lo que él tenía a manos llenas yo jamás lo conocí. De hecho, no he conocido a nadie más en mi vida que responda con tal inteligencia y la vez nobleza.

Estábamos comiendo en el comedor de la Universidad de Londres, donde yo impartía clases de Derecho, cuando él intentó sentarse al lado mío.
  • Qué no entiendes que los pájaros y los cerdos no pueden sentarse a comer juntos?, le dije sin piedad alguna para alejarlo de mi mesa.
  • No se preocupe profesor, yo me iré volando, me respondió con una sonrisa.
Mucho tiempo me arrepentí de haber reaccionado como lo hice, pero hoy sé que a Gandhi no le causé ningún daño, realmente sólo me lastimé a mí. Además, ardí en cólera y decidí vengarme como si se tratara de un juego entre chiquillos donde alguno nunca puede aceptar la derrota, pero me fue imposible calificar con una mala nota la última prueba de Gandhi, pues sus respuestas fueron más que perfectas. Mi última carta fue hacerle esta pregunta antes de entregarle su examen calificado: “Sr. Gandhi, si usted va caminando y sobre la calle ve un paquete abandonado en el que dentro encuentra una bolsa que desborda sabiduría y otra repleta de dinero, ¿cuál toma?”.

No tardó más de un segundo para contestarme con toda tranquilidad:
  • La que contiene dinero, por supuesto.
  • Yo en su lugar hubiera tomado la que traía montones de sabiduría, ¿no cree?, le respondí con una voz ventajosa, a lo que él volvió a contestarme las palabras exactas para que yo rompiera en histeria.
“Cada uno toma lo que no tiene”. Al escucharlo responderme indiferentemente con esa oración, tome mi marcador y escribí en letras grandes “idiota” sobre la primera hoja de su examen. Quedaba claro que yo mismo había irrespetado mi labor como profesor y que la rabia me había rebasado en todo sentido, pero el día que entendí por fin de qué se trataba eso que Gandhi hacía y en consecuencia provocaba en mí, fue cuando minutos después de aquel incómodo momento el estudiante se acercó a mí para decirme: “Profesor, usted me firmó la prueba pero olvidó agregar mi calificación”.

Mahatma Gandhi fue el hombre que contra un ejército completo y armado hasta el cuello, decidió liderar a un pueblo al que jamás le pidió levantarse en armas, sino que fabricaran por sí mismos sal en el mar y coser sus propias ropas. Se convirtió en el primer ser humano que se enfrentó a la guerra sin utilizar la violencia, razón por la que se le atribuyen una serie de elementos importantes y sobre todo, llenos de sabiduría a través de los que, así como lo hizo Gandhi con toda una multitud, todos podamos “ganar” una pequeña guerra o discusión con otra(s) persona(s), sin tener que recurrir a la violencia.

1. No ser egoísta

Mahatma Gandhi se preocupaba por todos, no sólo por las personas de la India; pues se conoce que posterior a la guerra durante la que el pensador terminó con el monopolio que los británicos poseían a través de la industria textil, logró reivindicar la economía india y días después se presentó en todas y cada una de las fábricas de Manchester para pedirles disculpas por haber causado que cientos de ingleses se quedaran sin trabajo.

2. Tener argumentos sólidos

El político pasó 21 años aprendiendo de los movimientos a favor de los derechos civiles de Sudáfrica, cultivó todo su conocimiento académico en la Universidad de Londres y pasó un largo tiempo observando las necesidades de la población de la India. Todo para reunir la información y perspectivas necesarias con las que pudiera enfrentarse a cualquier problemática, como la guerra, con argumentos veraces y de suficiente importancia.

3. Entrenar nuestra fortaleza física

A la edad de 77 años Gandhi podía equilibrase sobre troncos de madera que flotaban en el agua; al crecer en pleno siglo XIX, el nacionalista tuvo que acostumbrar a su cuerpo a reponerse y sanar sin la ayuda de la medicina moderna a partir de un entrenamiento físico y mental que lo mantenía saludable, pues en medio de una violenta y dividida India, el pensador tenía que levantarse siempre fuerte para seguir adelante.

4. Actuar con base en la paciencia

Para éste sabio ningún fin justificaba los medios, menos si estos lastimaban a cualquiera; de hecho, su filosofía se basaba en construir un muro ladrillo por ladrillo, cuidando los detalles y esperando el momento justo para colocar cada uno. Forma en la que todos deberíamos abordar cualquier pelea en la que no vale la pena desesperarse por resolver todo a la vez.

5. Defendernos con ideas que empaticen con otros

Es muy complicado pregonar una idea con la que el universo entero esté de acuerdo, pero durante su lucha, Gandhi demostró que es posible crear una empatía entre muchos a partir de una buena causa, pues él inspiró a otros pensadores a apoyar su dogma, lo cual volvió un poco más sencillo su largo camino.

6. Involucrarnos con las emociones de los demás

La palabra de Mahatma Gandhi siempre se basó en la verdad, pero también en las emociones de otros seres humanos. Por eso es que su causa llegó a tocar los corazones de miles que deseaban seguir al líder con el que se intensificaron más que por sus decisiones políticas, por las emociones con la que el libertador luchaba.

7. Simplificar nuestras palabras

La simplicidad es una característica bastante poderosa a la hora de hacer cualquier declaración; Steve Jobs, por ejemplo, se inspiró en la sencillez con la que el político indio llevó a cabo un movimiento transparente que no escondía secretos en cuanto a sus objetivos ni artimañas en su discurso.

8. Ser autosuficientes

El tan famoso DIY (“do it yourself” o “hazlo tú mismo”), fue instaurado a toda una cultura gracias a Gandhi, quien sembró en la gente la iniciativa de obtener su propia sal, fabricar sus propias prendas y otros artefactos de uso diario, en lugar de seguir pagando cantidades injustas por ellos. Razón por la que la industria británica decayó enormemente, haciendo perder fuerza a su imponente revolución, otra prueba más de que el pacifista nos enseñó a construir nuestras propias “armas”, por decirlo de alguna forma, para desequilibrar al enemigo.

9. Respetar las creencias del otro

A un hombre como M. G. no le importaba a qué religión pertenecían los demás, él siempre actuó con amor y compasión así se tratara de musulmanes, cristianos o ateos. Es una cuestión de respeto por todos los que poseen una religión, filosofía o concepción distinta a la nuestra que siempre nos ayudará a comprender mejor su punto de vista para encontrar la forma de ganar o mediar la situación de la mejor manera.

10. Nunca rendirse

Después de 55 largos años de arduo trabajo, Gandhi logró una de sus misiones, pero su lucha no había terminado aún, pues después de lograr la libertad de la India, el filósofo continuó salvando gente de los barrios más pobres. Este maestro nos enseñó que no importa cuánto, sino cómo luchemos por lo que queremos; más que una pelea se trata de la constancia con la que nos enfrentemos a algo o alguien que obstaculice nuestros objetivos.

Esa capacidad de volverse impredecible fue la que convirtió a Mahatma Gandhi en un hombre que logró unir la fuerza y sobre todo, el amor de cientos de corazones para abogar por una misma causa, personificando a un líder fresco que actuó como ningún otro ser humano en la historia, pues como ya lo leíste, él demostró que la brutalidad de la guerra también puede responderse con sabiduría.
 
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FABULA
El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más selecta: de porcelana, plástico, vidrio, cristal -unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas...
Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado.
Cuando lo hubieron hecho, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo:
Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo.
Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al 'stress.'
Continuó: Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos.
Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás.
Ahora piensen en esto: La vida es el café. Los trabajos, el dinero, la posición social, etc. son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza dejamos de disfrutar el café.
¡Disfruten su café! La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo sino la que hace lo mejor con lo que tiene; así pues, recuérdenlo:
* Vivan de manera sencilla.
* Tengan paz.
* Amen y actúen generosamente.
* Sean solidarios y solícitos.
* Hablen con amabilidad.
El resto déjenselo a Dios. y recuerden que: la persona más rica no es la que tiene más sino la que necesita menos .....
DISFRUTA TU CAFÉ ...
 
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LA ULTIMA PLEGARIA DE GANDHI

Ya te sientas fatigado o no ¡oh hombre!, no descanses;
no ceses en tu lucha solitaria,
sigue adelante y no descanses.

Caminarás por senderos confusos y enmarañados
y solo salvarás unas cuantas vidas tristes.
¡Oh hombre!, no pierdas la fe, no descanses.
Tu propia vida se agotará y anulará,
y habrá crecientes peligros en la jornada.
¡Oh hombre! soportas todas esas cargas, no descanses.

Salta sobre tus dificultades
aunque sean más altas que montañas,
y aunque más allá solo haya campos secos y desnudos.
¡Oh hombre!, no descanses hasta llegar a esos campos.

El mundo se oscurecerá y tú verterás luz sobre él
y disiparas las tinieblas.
¡Oh hombre!, aunque la vida se aleje de ti, no descanses.

¡Oh hombre!, no descanses;
procura descanso a los demás


(Esta oración fue hecha en la mañana del 15 de Enero de 1948;
a las 5:15 de la tarde de ese mismo día, murió asesinado, repitiendo: ¡Hai Rama! -¡Oh, Dios!- )


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Para Recordar Siempre…

Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya a de ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente...

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú... Suelta el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentalmente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.

Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo, llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr, porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!

Paulo Coelho - Novelista Brasilero
 
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