Una pareja está formada por dos personas que llegan el uno al otro con caracteres y personalidades diferentes, hábitos, costumbres, educación, conceptos, temperamentos... en fin, toda una gama de diferencias que están subyugadas, escondidas, tras el amor, la compatibilidad, el placer y el deseo de estar juntos. Entonces, si esas diferencias de herencia social, familiar y personal no se coordinan entre ellos, sino se acoplan, dando y cediendo (como bien decía por allá arriba ) el resultado sería un choque de trenes. Para que la relación funcione ambos miembros tienen que permitirse el moldearse, que no se trata para nada de dejar de ser quien eres, sino de crecerte en el amor, de fundirte con la otra persona sin dejar de ser tú, pero sí ganando en unidad en pos del bien de la relación.
Ahora, el "moldear" a tu pareja no puede ser un acto de imposición, sino de compenetración, de comprensión. Es hacerle saber que esto es mejor así, pero también saber aceptar que aquello es mejor del modo que él/ella dice.
Entonces sí, pienso que el dicho es verdadero, y hasta saludable cuando el cambio es para bien.