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Obvio. Pero el titulo me recordó a otra experiencia más alla del tiburoneo burdo, mi experiencia con El Hombre del Krishna. Aqui va:
Todo comenzó un dia cuando, esperando el turno de mi perro en el veterinario, me paro al lado de un señor d unos cuarenta y tantos con un perrito chulo muy bonito. Y empezamos la tipica charla de dueño a dueño:
Como se llama? Que tiene? Ay, pobrecito; etc.
Pero lo que empezó como una charla casual de cortesía terminó en un intento de captación de ese señor a mi persona para que me uniera a su religión (era algo hindú cuyo nombre nunca aprendí)
Lo comico es que empezó todo casual de su parte: Hey, no sabes donde hacen yoga por aquí? Ay, mira esta postalita, esta es la diosa Krishna. Ay, deberías seguir a este monje en Facebook e Instagram, comparte inspiraciones y reflexiones sobre Dios. (Ahí se me activó la alarma)
Y una vez me di cuenta que eso era un intento de captación al mas puro estilo Testigos de Jehova me apresure a explicarle que yo era atea. Asi q pasó a la fase dos, intentar convencerme de que Dios existe.
Fue la charla de 30 min mas larga de mi vida. Al final paró cuando le tocó su turno en el veterinario y luego se fue. (Yo iba dos personas por atras). Cual fue mi sorpresa al ver que cuando 20 min despues, saliendo yo de la consulta con mi perro el señor está ahí otra vez.
Nada, que me regalo (prestó porque luego los cogió como excusa para hablar conmigo cuando me veia en la calle) ubos libros sobre su religion y Dios y tal.
Lo peor es que me seguí encontrando con el luego por meses. Zaz! En el Boulevard. Zaz! En el lugar donde casualmente yo le habia comentado que hacia yoga. Zaz! Por mi barrio.
No lo he visto más.