Cierto que el uso prolongado puede provocar efectos indeseados, pero entonces deberías replantearte varias cosas.
1. ¿Qué tipo de nasobuco estás usando?
No me refiero al material, sino a la forma. Por experiencia personal, te puedo asegurar que los nasobucos estos médicos, de los que han puesto tutoriales en la televisión de cómo coserlos, a mí me provocan falta de aire. La falta de aire genera pánico, y de ahí al mareo no va nada. Por mencionar que los que son desechables me dan picazón en la punta de la nariz. O sea, es todo un calvario. Así que me busqué un tutorial en YouTube de cómo hacer otro tipo de mascarilla (un modelo distinto) y puse manos a la obra. Sigue sin gustarme el respirar aire caliente, y detesto que se me empañen los espejuelos, pero al menos no me da claustrofobia ni me aprieta la nariz.
2. Material del nasobuco.
Esto tiene que ver con lo anterior, como es de suponer. No todos reaccionamos igual a un mismo material, y definitivamente para algunos la cosa marcha sobre ruedas, mientras que para otros es un momento angustioso. Como ya se ha dicho, es recomendable usar varias capas para evitar el posible contagio. Sin embargo, hay que tomar en consideración que 2 mascarillas pueden hacer más mal que bien si no se usan adecuadamente. Es decir, si con una te ahogas, con dos de plano te quieres tirar al Malecón. Así que, a la hora de elegir qué mascarilla usar, el material debe no hacerte ningún tipo de reacción, y si es así, de preferencia que un solo objeto tenga varias capas.
3. Reacciones adversas.
No soy médico, y la verdad es que, hasta ahora, no he tenido reacciones severas a las mascarillas. Aunque sospecho que eso último es más por el hecho de que no salgo de casa salvo en muy contadas ocasiones y solo por necesidad. Sin embargo, siempre termino con los labios ardiendo a causa de la resequedad provocada por la respiración continuada. Una vez que soy capaz de quitarme el nasobuco, y lavarme bien el rostro (o ya bañarme como tal), aplico un bálsamo que me ayude a restaurar la salud de mis labios.
Ahora bien, hay reacciones peores que sólo labios agrietados. Esto se relaciona también con el punto anterior del tipo de material. Si hay una exposición prolongada (léase: más de 3h consecutivas) y el resultado es un área enrojecida o peor, lo más recomendado es ir al médico.
4. Para evitar mareos.
Esto me sucedió las primeras veces que usé una mascarilla para salir de casa. Llegué al punto de hiperventilar. No estaba habituada a salir a la calle con algo en el rostro, y la sensación me estaba matando. Así que lo que tuve que hacer fue relajarme después de inspirar mis buenas bocanadas de aire. Por supuesto, dentro de mi casa. Una vez que me calmé, concienticé e interioricé que esta pieza ya sería habitual, por lo que mentalmente hay que prepararse para ello. Así que cuando voy a salir, lo primero que hago es respirar profundamente varias veces y relajarme. De por sí salir de casa es estresante, no ayuda en nada si tu nasobuco duplica ese malestar.
Es importante recordar que no todas las telas son recomendadas para hacer mascarillas, en el caso de las que son confeccionadas en casa. Por eso se debe buscar una adecuada que no provoque irritación en la piel, pero que al mismo tiempo tenga un tejido tupido que NO permita el paso del virus. De nada vale tener un nasobuco to tiza to durako si los poros del material son más abiertos que un cráter.
