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Novelas Una Novelita de Lumpen - Roberto Bolaño

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Cabe iniciar comenzando que esta no la disfruté mucho ya que no estaba en mi momento más ezquiso cuando la leí (estaba bajo medicación y sabía en el fondo que no estaba bien que leyera esas cosas)
La novela se desarrolla en un pueblito de Italia en un barrio no muy bueno en un ambiente complejo. La casa en la que habitaban nuestros protagonistas era más bien pequeña y el cuarto de sus padres a pesar de ser algo simbólico en la novela había sido ocupado desde inicios de ella.
Lumpen una niña, adolescente, joven de estatus social medio-bajo queda huérfana y sola con su hermano los cuales nunca fueron atendidos debidamente por sus familiares ni asistentes sociales. Inician una vida solos en la casa de sus padres donde trabajan y luchan por sobrevivir como puedan a pesar de las crisis económicas de ese momento. El hermano de Lumpen conoce y lleva a vivir con ellos a dos chicos que al igual que ellos trabajan para vivir. Ella tiene aventuras (únicamente sexuales) con ambos, al principio sin saber siquiera con cuál de los dos se acostaba y luego sin importarle si era uno o el otro. Estos chicos idean un plan para "cambiar su suerte" frase que usan constantemente en el cual Lumpen entraba perfectamente como carnada solo que no contaban con que ella quedase atrapada en ese escenario inventado por ellos sin ganas de regresar hacia la realidad de la casa, su hermano y sus amigos.
En toda la novela existen elementos que profundizan en el sentimentalismo de esta chica a pesar de que no le importa nada y este torbellino de acontecimientos que la enredan dentro de sí misma terminan en UNOS PÁRRAFOS HERMOSOS dignos de Bolaño God.
Realmente disfrutable, cortita, ligera y turbia.

La edición que leí fue esta de Anagrama ?

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Algunos pedacitos del libro que me gustaron mucho:

—¿Conoces a alguien capaz de
arriesgar su vida por ti?
No. No conozco a nadie. Además, si
lo conociera, haría todo lo posible para
disuadirlo. Le diría que no vale la pena
poner en peligro su vida por mí. Me
mostraría tal cual soy y él entonces ya
no querría ni verme.
—Si fueras un mamífero, ¿qué clase
de mamífero serías?
Un topo. O una rata. La verdad es
que ya estoy viviendo como rata.
—¿Qué tipo de accidente geológico
te gustaría ser?
Una fosa marina.
(...)
tal era el poder de
convicción o de convencimiento o de
disuasión que mis gestos habían
adoptado.
Un poder casi sobrenatural, llegué a
pensar alguna vez (aunque acto seguido
me burlaba de estos pensamientos), que
obligaba a callar a seres de común
charlatanes, como el boloñés, o que
convertía en tumbas a seres silenciosos
como el libio, un poder que dejaba de
golpe sin preguntas a seres carcomidos
por la curiosidad, que instauraba un
espacio de silencio y oscuridad
artificiales donde yo podía llorar y
retorcerme de dolor, porque lo que hacía
no me gustaba, pero también donde
podía correrme todas las veces que
quisiera y donde podía caminar (o
palpar la superficie de la realidad con la
yema de mis dedos) sin hacerme ninguna
ilusión, sin engañarme, no conociendo el
significado de todo pero sí conociendo
el resultado final de todo (...)

(...) la frase «cambiar nuestra
suerte», una frase que para mí no tenía
ningún significado, por más vueltas que
le diera, porque la suerte no se puede
cambiar, o existe o no existe, y si existe
no hay manera de cambiarla, y si no
existe somos como pájaros en una
tormenta de arena, sólo que no nos
damos cuenta, por supuesto, tal como
dice la canción de Luciano Marchetti:
«somos pájaros en la tormenta, nadie lo
experimenta». Aunque yo creo que hay
gente, gente muy desdichada o con muy
mala suerte, que sí se da cuenta de ello.
 
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