- 2,693
- 4,331
Hoy es Lunes. Día de trabajo. Uno de los días más pesados del mundo. Quizás no fuera tan horrible el día si no hubiera que trabajar, luego de un buen fin de semana.
Por lo general, en esta parte del mundo, que se trabaja de lunes a viernes y se descansa Sábado y Domingo, los viernes son los más alegres, los sábados más relajantes y los domingos mortalmente aburridos y con esa sensación de saber que mañana empieza la tortura semanal. Es un gran contraste entre días y sensaciones.
Pues, después de la rutina diaria (quien leyó la primera reseña sabe a lo que me refiero), a veces brinco el desayuno en ese apuro por llegar temprano a la parada para coger el bus que me lleva al trabajo.
Es un alivio tener transporte. Es un privilegio que muchos, que se levantan a la misma hora que yo y hasta más temprano, no tienen. Las caras de desesperación de las personas que están en la parada, viendo que se levantaron temprano por gusto, ya que no pasa una guagua en horas, los almendrones y las gacelas no paran es más que suficiente para entenderlos.
Hoy me voy en guagua, pero vamos a hacer de cuenta que hoy lunes soy uno más en la parada. Para empezar, a esa hora que está semi oscuro, puedes ver que comienzan a bajar desde la calzada, por el medio de la calle, pequeños grupos de trasnochadores del día anterior. Antes había más, pero como los robos y la violencia campean por sus respetos, solo los más valientes y drogados se atreven a esto. Algunos pasan cantando, los mismo balbuceos de siempre de los cantantes reparteros del momento. Al poco rato aparecen dos travestis ataviados con ropa femenina, uno más musculoso que otro. Las personas en la parada los o las observan pasar en silencio y después cuchichean entre ellos, sonriendo. Ya saben cómo es eso.
Entre todo eso, el tiempo pasa, se notan los primeros rayos del sol y aún nada de transporte. Hay 2 o tres personas que conocen los horarios de la ruta que pasa por ahí y comentan, como mal augurio, que la guagua que debía pasar a las 5:30 ya quedó en el olvido. Según él, y es algo de lo que muchos están seguros, la que venga ahora debe venir a tope de gente.
Pies bien, la guagua que se aparece viene más o menos así. Se detiene antes de la parada. Hay que correr, si quieres llegar más o menos temprano al trabajo.
Mientras comienza la estampida, algunos se quedan en la parada porque no desean correr, sino esperar. Ya les da lo mismo. Montarse y abrirse paso entre personas que vienen apretadas en la puerta es un verdadero caos. Ojo con tus mierdas más valiosas, la billetera, el teléfono, etc, que una vez arriba dudo mucho que puedas moverte para revisar si aún los llevas contigo. El conductor ayuda a cerrar la puerta sin piedad, aplastando gente, ignorando protestas y dedos fracturados. El viaje es toda una odisea y en cada parada es lo mismo, salvo en las que la guagua no para y sigue de largo. Al hacer eso se pueden escuchar gritos de "degenerado" que le dicen al chófer, mientras los que vamos encima apenas podemos sonreír, aliviados de no estar en su lugar. Así nos comportamos.
Llego por fin al trabajo, estrujado como un gollejo, sudoroso, de mal humor. Decir "buenos días" a los compañeros de trabajo, después de pasar ese suplicio, es un esfuerzo que hay que hacer. Hay muchos que llegan y se lanzan contra el que vende café y se fuman un cigarro antes de entrar a la oficina. No es mala idea para ir relajando. Entras a tu local, prendes el ventilador porque no se puede poner el aire acondicionado debido al ahorro. Todo cerrado y sin ventanas es lo mismo que estar metido en la boca del diablo sintiendo su aliento.
Apenas enciendes la PC para empezar el trabajo del día y ya debes ir para el matutino de los trabajadores. Más calor, casi una hora de pie oyendo efemérides y noticias que estás aburrido de ver por las redes. Encima el director te baja recia muela bizca acerca de la puntualidad , el ahorro y que hay que trabajar más porque la situación está dura. Casi a punto del desmayo, dan por terminado el matutino, no sin antes anunciar que hay dos reuniones para hoy.
Apenas puedo trabajar en las informaciones del día cuando ya hay que subir a la primera reunión. Al menos burlamos la vigilancia de "El tipo del alicate" (Energético) y ponemos el aire acondicionado. La primera reunión es rápida, apenas dura 3 horas, hablando lo mismo de siempre y dónde se resuelve la mitad de los problemas pendientes. Algunas mujeres recuerdan la hora de almuerzo porque la muela no tiene para cuando acabar.
Hora de almuerzo. Luego de calentar el pote dentro del micro, comerse unos bocados para amortiguar el desayuno que se quedó en el olvido, la mañana y parte de la tarde, de nuevo otra reunión donde esta vez se van a resolver todos los problemas que quedaron pendientes en la mañana. Tengo un punto que debatir en la misma. A estas alturas para qué. La mañana y tarde perdidas y de mi trabajo, el mío, solo pude hacer 2 o 3 cosas.
Ya casi es hora de irse y la reunión no termina. Gracias a esas mujeres que manifiestan que tienen niños, casa y maridos que atender dan por terminado el día con todo resuelto. Al menos hoy lunes fue un día muy productivo.
Mañana Martes será otro día. Alguna que otra reunión y tratar de darle solución al trabajo incompleto del Lunes y también el martes.
Trabajar de esa forma de vuelve un suplicio.
Ojalá hoy fuera viernes...
Por lo general, en esta parte del mundo, que se trabaja de lunes a viernes y se descansa Sábado y Domingo, los viernes son los más alegres, los sábados más relajantes y los domingos mortalmente aburridos y con esa sensación de saber que mañana empieza la tortura semanal. Es un gran contraste entre días y sensaciones.
Pues, después de la rutina diaria (quien leyó la primera reseña sabe a lo que me refiero), a veces brinco el desayuno en ese apuro por llegar temprano a la parada para coger el bus que me lleva al trabajo.
Es un alivio tener transporte. Es un privilegio que muchos, que se levantan a la misma hora que yo y hasta más temprano, no tienen. Las caras de desesperación de las personas que están en la parada, viendo que se levantaron temprano por gusto, ya que no pasa una guagua en horas, los almendrones y las gacelas no paran es más que suficiente para entenderlos.
Hoy me voy en guagua, pero vamos a hacer de cuenta que hoy lunes soy uno más en la parada. Para empezar, a esa hora que está semi oscuro, puedes ver que comienzan a bajar desde la calzada, por el medio de la calle, pequeños grupos de trasnochadores del día anterior. Antes había más, pero como los robos y la violencia campean por sus respetos, solo los más valientes y drogados se atreven a esto. Algunos pasan cantando, los mismo balbuceos de siempre de los cantantes reparteros del momento. Al poco rato aparecen dos travestis ataviados con ropa femenina, uno más musculoso que otro. Las personas en la parada los o las observan pasar en silencio y después cuchichean entre ellos, sonriendo. Ya saben cómo es eso.
Entre todo eso, el tiempo pasa, se notan los primeros rayos del sol y aún nada de transporte. Hay 2 o tres personas que conocen los horarios de la ruta que pasa por ahí y comentan, como mal augurio, que la guagua que debía pasar a las 5:30 ya quedó en el olvido. Según él, y es algo de lo que muchos están seguros, la que venga ahora debe venir a tope de gente.
Pies bien, la guagua que se aparece viene más o menos así. Se detiene antes de la parada. Hay que correr, si quieres llegar más o menos temprano al trabajo.
Mientras comienza la estampida, algunos se quedan en la parada porque no desean correr, sino esperar. Ya les da lo mismo. Montarse y abrirse paso entre personas que vienen apretadas en la puerta es un verdadero caos. Ojo con tus mierdas más valiosas, la billetera, el teléfono, etc, que una vez arriba dudo mucho que puedas moverte para revisar si aún los llevas contigo. El conductor ayuda a cerrar la puerta sin piedad, aplastando gente, ignorando protestas y dedos fracturados. El viaje es toda una odisea y en cada parada es lo mismo, salvo en las que la guagua no para y sigue de largo. Al hacer eso se pueden escuchar gritos de "degenerado" que le dicen al chófer, mientras los que vamos encima apenas podemos sonreír, aliviados de no estar en su lugar. Así nos comportamos.
Llego por fin al trabajo, estrujado como un gollejo, sudoroso, de mal humor. Decir "buenos días" a los compañeros de trabajo, después de pasar ese suplicio, es un esfuerzo que hay que hacer. Hay muchos que llegan y se lanzan contra el que vende café y se fuman un cigarro antes de entrar a la oficina. No es mala idea para ir relajando. Entras a tu local, prendes el ventilador porque no se puede poner el aire acondicionado debido al ahorro. Todo cerrado y sin ventanas es lo mismo que estar metido en la boca del diablo sintiendo su aliento.
Apenas enciendes la PC para empezar el trabajo del día y ya debes ir para el matutino de los trabajadores. Más calor, casi una hora de pie oyendo efemérides y noticias que estás aburrido de ver por las redes. Encima el director te baja recia muela bizca acerca de la puntualidad , el ahorro y que hay que trabajar más porque la situación está dura. Casi a punto del desmayo, dan por terminado el matutino, no sin antes anunciar que hay dos reuniones para hoy.
Apenas puedo trabajar en las informaciones del día cuando ya hay que subir a la primera reunión. Al menos burlamos la vigilancia de "El tipo del alicate" (Energético) y ponemos el aire acondicionado. La primera reunión es rápida, apenas dura 3 horas, hablando lo mismo de siempre y dónde se resuelve la mitad de los problemas pendientes. Algunas mujeres recuerdan la hora de almuerzo porque la muela no tiene para cuando acabar.
Hora de almuerzo. Luego de calentar el pote dentro del micro, comerse unos bocados para amortiguar el desayuno que se quedó en el olvido, la mañana y parte de la tarde, de nuevo otra reunión donde esta vez se van a resolver todos los problemas que quedaron pendientes en la mañana. Tengo un punto que debatir en la misma. A estas alturas para qué. La mañana y tarde perdidas y de mi trabajo, el mío, solo pude hacer 2 o 3 cosas.
Ya casi es hora de irse y la reunión no termina. Gracias a esas mujeres que manifiestan que tienen niños, casa y maridos que atender dan por terminado el día con todo resuelto. Al menos hoy lunes fue un día muy productivo.
Mañana Martes será otro día. Alguna que otra reunión y tratar de darle solución al trabajo incompleto del Lunes y también el martes.
Trabajar de esa forma de vuelve un suplicio.
Ojalá hoy fuera viernes...