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¿Se ha resuelto finalmente uno de los mayores misterios de la historia?
¿Quién fue realmente Jack el Destripador?
Es uno de los asesinos en serie más famosos de todos los tiempos. Jack el Destripador aterrorizó el distrito de Whitechapel, en Londres, en 1888. Se le atribuyen al menos cinco asesinatos brutales de mujeres, en su mayoría trabajadoras sexuales, a quienes mutilaba de manera espantosa. Su modus operandi y el misterio en torno a su figura lo convirtieron en uno de los criminales más enigmáticos de la historia, inspirando numerosas teorías, libros y películas.Durante muchos años, su identidad ha sido el foco de múltiples teorías, pero quizás ahora estemos más cerca de descubrirla.
El historiador Russell Edwards, un empresario y escritor británico, compró un chal que supuestamente perteneció a una de las víctimas y que fue encontrado en la escena del crimen. A partir de esta prenda, logró extraer una muestra de ADN proveniente del semen del asesino. Tras analizarlo y compararlo con familiares vivos de sospechosos de la época, los resultados arrojaron una coincidencia con Aaron Kosminski, un inmigrante polaco de 23 años que vivía en la zona donde Jack el Destripador actuaba y que falleció en un sanatorio mental en 1919.
Kosminski trabajaba como barbero, lo que explicaría el uso de herramientas afiladas y la destreza mostrada en los crímenes. Además, presentaba síntomas de una posible enfermedad mental, como alucinaciones auditivas, por lo que fue ingresado en un manicomio en 1891, coincidiendo con el año en que se cometió el último asesinato y cesaron estos crímenes.
En su momento, era uno de los principales sospechosos de la policía, pero no se contaban con pruebas fehacientes para arrestarlo. Algunos testigos señalaron a un hombre con características físicas muy similares a las de Kosminski, pero no fue hasta ahora que se ha podido relacionarlo más claramente como el presunto perpetrador.
Por supuesto, aún existen muchos escépticos en cuanto a esta tesis, señalando la falta de evidencias que demuestren que este chal realmente estuvo en la escena del crimen. También se argumenta que la prenda pudo haber sido contaminada con el paso de los años, o que las comparaciones genéticas no tomaron en cuenta ciertos factores que podrían alterar los resultados.