A mí no me gustan esas gangarrias. Un socio después de mucho pensarlo se puso uno en la lengua. Eso fue en pleno servicio militar. En ese tiempo (hace unos años atrás) eso era tremendo toque y estar a la moda. Los primeros días hablaba y era igual que cuando comes helado: tratas de articular palabra y solo balbuceas como bebé. Igual. Después se lo quitó, ya que en servicio no permitian nada eso. Comiendo le cayó un grano de arroz en el agujero de la lengua y dice que vio la galaxia de andrómeda, la osa mayor, la osa menor y hasta la vía láctea, del dolor. Ya después se lo dejo puesto, pero esa verga de piercing se desenroscaba a cada rato. Un día comiendo se lo tragó. Según él, debe haberlo cagado en la letrina y se olvidó de eso, según otros lo vieron mirando sospechosamente un mojón con el impulso de meter la mano dentro. Ni hablar del asunto.
El lío del piercing es a gusto del consumidor. Es como el tatuaje, se hace por algún motivo. Si es para que lo admiren entonces se debe colocar en un lugar visible. Aunque la gente se pasa porque vez a algunos por ahí con un candelabro colgando de la nariz o la ceja.