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Esto paso en una pequeña ciudad de Francia y salió en todos los periódicos locales:
Una niña de 9 años, hija única y de clase media alta, tenía todo lo que hubiese deseado una niña, pero con una soledad incomparable. Sus padres solían asistir a fiestas y reuniones del ámbito político y a menudo la dejaban sola
Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande, con el paso de los años se hicieron inseparables. Crearon un vínculo especial, el perro se metía debajo de su cama a dormir todas las noches y cuando la niña se sentía angustiada y asustada asomaba la mano por debajo de la cama y se la dejaba lamer por el perro, como un código entre ambos, de esta manera ella se tranquilizaba.
Una noche los padres pasan a despedirse de la niña antes de irse a una cena, pronto la niña comenzó a sumirse en un profundo sueño; ya entrada la noche un fuerte ruido la despierta, eran como rasguños leves y luego más fuertes, ella temerosa asoma mano para que el perro se la lamiese y sintió la húmeda lengua en la palma, se calmó y logro conciliar nuevamente el sueño.
Al despertarse a primera hora de la mañana y aunque todavía estaba algo oscuro, la niña se despertó y como era su costumbre buscó a su perro debajo de la cama, tal fue su sorpresa al encontrar ese espacio despejado sin rastro de su mascota. Se percata de que la luz del baño de su habitación estaba encendida y la puerta entreabierta, esto le pareció raro ya que como tenía miedo, cada noche ella cerraba bien esa puerta. Decidió echarle un vistazo al baño, al abrir la puerta quedo completamente paralizada. El lugar estaba lleno de sangre, de la ducha colgaba degollado el perro convirtiéndolo en una masa sanguinolenta que se balanceaba lánguidamente enfrente de ella en el espejo rezaba un mensaje escrito con sangre NO SOLO LOS PERROS LAMEN
Se dice que la niña estaba en tal estado de shock que ni siquiera atinó a gritar, cuando sus padres la encontraron la niña estaba arrinconada en una esquina de su cuarto completamente trastornada, con sus ojos casi fuera de las orbitas solo repetía una y otra vez, -...¿quién me lamio?...¿quién me lamio?...¿quién me lamio?.....-
Aun se busca el autor de tal aberración.
Una niña de 9 años, hija única y de clase media alta, tenía todo lo que hubiese deseado una niña, pero con una soledad incomparable. Sus padres solían asistir a fiestas y reuniones del ámbito político y a menudo la dejaban sola
Todo cambió cuando le compraron un cachorro de raza grande, con el paso de los años se hicieron inseparables. Crearon un vínculo especial, el perro se metía debajo de su cama a dormir todas las noches y cuando la niña se sentía angustiada y asustada asomaba la mano por debajo de la cama y se la dejaba lamer por el perro, como un código entre ambos, de esta manera ella se tranquilizaba.
Una noche los padres pasan a despedirse de la niña antes de irse a una cena, pronto la niña comenzó a sumirse en un profundo sueño; ya entrada la noche un fuerte ruido la despierta, eran como rasguños leves y luego más fuertes, ella temerosa asoma mano para que el perro se la lamiese y sintió la húmeda lengua en la palma, se calmó y logro conciliar nuevamente el sueño.
Al despertarse a primera hora de la mañana y aunque todavía estaba algo oscuro, la niña se despertó y como era su costumbre buscó a su perro debajo de la cama, tal fue su sorpresa al encontrar ese espacio despejado sin rastro de su mascota. Se percata de que la luz del baño de su habitación estaba encendida y la puerta entreabierta, esto le pareció raro ya que como tenía miedo, cada noche ella cerraba bien esa puerta. Decidió echarle un vistazo al baño, al abrir la puerta quedo completamente paralizada. El lugar estaba lleno de sangre, de la ducha colgaba degollado el perro convirtiéndolo en una masa sanguinolenta que se balanceaba lánguidamente enfrente de ella en el espejo rezaba un mensaje escrito con sangre NO SOLO LOS PERROS LAMEN
Se dice que la niña estaba en tal estado de shock que ni siquiera atinó a gritar, cuando sus padres la encontraron la niña estaba arrinconada en una esquina de su cuarto completamente trastornada, con sus ojos casi fuera de las orbitas solo repetía una y otra vez, -...¿quién me lamio?...¿quién me lamio?...¿quién me lamio?.....-
Aun se busca el autor de tal aberración.