John Crowley Blackwoood
Nivel 4
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A ver, voy a publicar tres relatos eroticos que escribí, forman parte de un libro que estoy escribiendo de esta temática y me gustaría leer sus opiniones, admines, ojo, no es copy paste, son míos.... quizá estén un poco fuertecillos pero weno, necesito opiniones ya que mi editora anda liada con la universidad.
Primer Relato:
VENENOS
Mi primera noche en aquella casa de los placeres estaba siendo una maravilla, el vino corría, las bellas jóvenes daban colorido al local, en fin, había estado bastante animada. Podría haber elegido a cualquier pero ese día tenia deseos de probar algo más especial. En un rincón de la estancia una mujer discute con un lord que al parecer era su esposo, esta al ver la negativa de este a cumplir sus demandas de regresar a casa, lo golpeó salvajemente y se dirigió a la salida hecha una fiera, justo el fuego que pedía mi alma esa noche. Convencido de mi deseo fui y me coloqué sigilosamente tras la Dama y le hablé justo antes de salir por la puerta.
- Mi lady, siento que soy quizá un poco rudo al inmiscuirme en sus actividades, gajes de oficio ¿Gustaría sentarse a beber conmigo?
Mi voz a sus espaldas eriza su piel, se gira y topo con unos ojos verde, sonríe y moja sus labios.
- será un placer acompañarle.
Responde mientras me sigue hasta la mesa sin más peros.
- Por lo que pude ver en sus ojos no quedó del todo satisfecha está noche, es bello ese fuego homicida que se acumula en su mirada, algo que valoro mucho, la vista de una doncella de guerra siempre es revitalizante.
Le sonrió pícaramente, ella devuelve la sonrisa, toma la copa de vino que le ofrece una de las mozas y bebe un sorbo.
- No lograré encontrarlo hoy al parecer, mi hombre es muy poco para mí, no sirve para calentar mi cama o saciar mis puños.
Dice mientras mira la copa de vino rojo en su mano.
- Bueno puedo ofreceros dos opciones…
Le digo al tiempo que bebo de mi copa
- Puedo tratar de aliviar su dolor o puede usted tratar de encontrar una nueva manera de divertirse conmigo.
Al escuchar la propuesta sonríe y se apoya sobre la mesa acercando su rostro al mío.
- ¿cómo propone aliviar mi dolor? ¿Acaso sabe que me aqueja? Si se cree capaz de hacerlo estoy a su disposición.
Va diciendo mientras disfruto de la profundidad de su mirada, ella sonríe con picardía
- Noooo mi bella dama, soy un susurro no un brujo de Vaes Dothrak.
Sonrio
- No sé qué la aflige, pero me gustaría, quien sabe, quizá si soy capaz de llenarlo o al menos apaciguarlo.
Si esa sed que tiene debe ser saciada la quiero para mí, no desperdiciada en algún esclavo cuando llegué a su morada...
Se ríe ante mi comentario
- Un brujo de Vaes Dothrak? Mi lord que poco sabe de Essos, en Vaes Dothrak no se permiten los brujos, esos se encuentran en Asshai.
Sigue riendo
La miro directamente a los ojos antes de decirle mi propuesta.
- ¿Le gustan los juegos arriesgados Mi lady?
Veo como se relame ante mis palabras, se muerde el labio inferior y sonríe
- ¿Me encantan los juegos arriesgados, que me propone?
Responde con picardía, su curiosidad crece al pasar los minutos, me recuesto en la silla y saco de entre de mis ropajes un pequeño frasco.
- Esto mi lady, es una toxina especial, en Dorne nos preciamos por nuestros venenos, en mi caso yo los considero una forma de arte hermosa. Este en particular es algo raro, creado por los que seguimos mi línea de trabajo...
Dejo el frasco sobre la mesa
- Este en específico tiene un antídoto peculiar que solo surte efecto al contacto con sangre como su activador.
Saco otro frasco.
- Dos frascos, dos copas de vino y cero objetos, afilados o no ¿Qué me dice acepta el juego?
Observa los frascos
- Un juego peligroso y de azar...
sonríe
- Acepto.
Responde sin titubear, abro los dos frascos y los vierto uno en cada Copa.
Dice sin reparos
- Perfecto.
Hago una seña y la dueña del lugar aparece
- Mi lady ¿Podría usar alguna de sus habitaciones? Una de preferencia pequeña y vacía.
Le pregunto a la encargada
- Por supuesto, puedo facilitarles la q más guste.
Responde esta amablemente
- Excelente, si puede lleve estas dos copas a la habitación cuando nos retiremos.
Señalo los dos envases sobre la mesa
Tomo de la mano de la chica y la llevo a una habitación en la planta baja que según se me indicó sólo tiene lo necesario, puedo sentir que su palma es firme pero suave, curioso en una criatura tan singular.
Me sigue sin vacilar hasta la habitación, trato de ser gentil pero mi mano es hosca y fuerte, siento que su agarre se siente confiado, débil y a la vez seguro ¿Tanto desea morir o es que vio algo este extraño que la guía a caminos inciertos?
Llegamos a la habitación y justo al pasar una moza llega y nos interrumpe.
- Disculpe Milord, aquí tiene sus copas.
Agradezco y acto seguido cierro la puerta
-Tenemos bastante tiempo antes que el veneno nos mate cuando terminemos las copas ¿Algo por lo que brindar?
Se sienta en la cama, toma una de las copas
- ¿Qué le parece si brindamos por la muerte?
Me pregunta sonriendo, mientras alza la copa y sin titubear se la bebe hasta el fondo de un solo sorbo.
-Por la vida que es el infierno de cada día.
Sonrio y bebo hasta el fondo sin pensarlo dos veces. Al terminar suelto la Copa y me dirijo hacia la dama con pasó seguro hasta llegar a su lado, sin dar tiempo a nada le esbozo un beso suave, casi solo un roce de labios, ligero.
La dama responde mi beso rodeando mi cuello con sus manos, su cuerpo se mueve por inercia, se coloca sobre la cama y guía el mío sobre ella.
Mientras aún la beso, deslizo mi mano hacia su muñeca, nadie nunca nota las manos cuando se concentra en los ojos. Una de las uñas de mis dedos ha sido pulida y cortada en un ángulo que asemejaba a la punta de una daga. Me detengo un momento y mientras hago una pequeña incisión en su brazo le susurro al oído:
-El juego ha comenzado.
Al hundirla en su muñeca siento como la carne se abre suavemente. Me siento sobre su pelvis llevando su brazo a mi boca y mientras pasó mi lengua por el fino hilo Escarlata miro directamente a sus ojos sonriendo.
El corte no parece molestarla, su respiración comienza a agitarse un poco, sus labios se entreabren mientras disfruta al ver cómo saboreo su sangre, intenta levantarse pero es en vano, con esfuerzo logra poner su mano en mi cuello y tira hacia ella, la beso apasionadamente y aprovechando muerde mi labio hasta que sentimos el sabor de mi sangre, me suelta y se saborea como si del mas delicioso néctar se tratara.
-pues empecemos el juego.
Me dice sonriendo
-Mmm ese fuego.
Relamo lo que queda de sangre en mis labios y me lanzo a su cuello, mientras lo beso pasó a hacer pequeñas cortadas en su cuerpo, debajo de los senos, con la sangre que va saliendo voy coloreándolos. Bellas formas se crean en ellos, comienzo a lamerlos, el sabor metálico y la suavidad de sus pezones son toda una exquisitez para cualquiera que hubiera podido probarlos, continúo succionando salvajemente cambiando entre uno y otro. Ella ya se ha vuelto una visión digna de admirar, el rojo se mezcla con su color de piel creando la obra perfecta en el lienzo más hermoso.
En un movimiento brusco la levanto contra la pared que hace de cabecera a la cama agarrando sus manos unidas, la sangre de las pequeñas laceraciones corre hacia su ombligo.
Veo que los cortes en su piel son recibidos con dolor y gusto, su corazón se acelera, puedo sentirlo, puedo oler como la humedad la invade, su respiración se agita cada vez más, me mira desafiante mientras su cuerpo se agita intentando liberarse sin lograrlo, una sonrisa se esboza en sus labios, los muerde para intentar esconderla pero es inútil, el deseo le juega una mala pasada y un sutil gemido se escapa de su boca.
Al escucharlo mis deseos de ella se hacen mayores, pero, si sigue disfrutando podría perder más que nuestro simple juego, podría perder la vida, vuelvo a subir hasta tenerla rostro a rostro.
-No me gustaría que perdieras el juego así que te daré algo para que consideres venir a por el antídoto.
No más sutilezas, remuevo de un tirón rápido los ropajes superiores de la dama y asestó una brutal mordida cerca de su cuello, al tiempo que con la mano libre arañó su vientre.
-Muéstrame esa sed, muéstrame como lucharás por tu vida, estamos tú, yo y la muerte en esta orgia de lujuria y dolor.
Le digo con la boca tan ensangrentada como una bestia salvaje y vuelvo a morder la herida.
Un grito de dolor y placer escapa de su boca, en su rostro se dibuja su deseo que ya ha reemplazado todo instinto de preservación, presiona mi rostro contra ella, no desea que me detenga, la veo llevar sus manos a su pelo, allí adornando su cabello una pequeña y fina daga que parecía un adorno aparece.
-para...
Murmura mientras me agarra cada vez más fuerte, de pronto siento que lo que sostiene entre sus dedos lacera cerca de mi cuello y sus labios comienzan a succionar mi sangre sedientos.
Habiendo tomado un trago largo de mi saca fuerzas y me empuja quedando sobre mí, sus piernas rodeando mi cintura, sus manos sosteniendo las mías, vuelve a besar la herida en mi cuello y recorre con su arma todo mi pecho, cortando y saboreando, comienza a descender entre besos hasta llegar a mi abdomen, suelta la daga y sigue bajando hasta tropezar con el pantalón, esto no la detendrá, es nada en este mundo podría pararla, sube nuevamente hasta mi rostro y hace uso de sus labios en los míos mientras comienza a zafar la ropa, está desesperada ya, puedo notarlo en sus ojos esmeralda.
-Ahí esta, esa es la dama que ha encendido mis pasiones está noche.
Pienso mientras sonrio con cada corte de la daga en mi cuerpo, aquí estamos, en este momento, este mágico pedazo del limbo, pasión, supervivencia, dolor, frustración, deseo.
Mientras la beso ella juguetea con mi pantalón hasta que logra soltarlos, la agarro del cabello y la hago mirarme, no le será tan fácil, está presa no se dejará cazar tan fácil, no es mi estilo.
Con un movimiento ágil logro levantarme agarrándola de la cintura, aún recargada sobre mi logro llevarla hasta la superficie de una Caja que hace de mesa de noche en la habitación. Tomándola del cuello la miro y veo sonreír a mi ángel de batalla, mi rostro se torna en una risa perversa y comienzo a quitar la parte baja de sus ropajes, sin Reparo, sin pudor.
Está lucha de poder es excitante en extremo, ella muerde sus labios mientras sonríe, intenta liberarse, tomar el control, sus piernas abiertas no hacen el mas mínimo intento de alejarme, rodean mi cintura atrapándome, mi mano en su cuello la obliga a mirarme, intenta liberarse mientras ríe desafiante, pronto su mano se escurre dentro de mi pantalón abierto buscando mi miembro, siento sus caricias firmes pero suaves a la vez.
-apártate
La escucho decir con firmeza, mientras sus piernas me presionan más fuerte.
-apártate
Repite una vez más mientras sus labios intentan alcanzar los míos.
-Apártame
Le susurro al oído.
-Hoy has sido cazadora y presa, has experimentado dos fases de tu vida y has estado al borde de la muerte, todo en una misma noche. Creo que mereces un premio.
Fuerzo sus piernas a liberarme dejándolas abiertas, me acerco a su boca nuevamente esta vez la mano en su cuello pasa a su nuca acariciándola suavemente mientras los dedos de la otra mano se pierden lentamente entre sus muslos, puedo sentir los latidos agitados de su corazón apretando las paredes de su interior.
La miro a los ojos, está vez con ternura, intento mostrar delicadeza en mi rostro mientras comienzo a mover mis falanges rítmicamente en su interior. Quiero que se sienta desconcertada, tanta sutileza ligada a tanta perversión debe de servir para que su mente zigzaguee.
Creo que casi está lista, llevo mi mano de su sexo a su boca y la hago lamer mis dedos.
-Ten, saborea tu lujuria pequeña mía.
Los dedos son lamidos obedientemente para luego perderse en su boca, apoya sus manos detrás de la espalda quedando expuesta ante mí, vulnerable por primera vez mientras los gemidos se escapan de sus labios y sus ojos se me clavan suplicantes.
-Cazadora, presa, y ahora suya hasta que termine nuestro tiempo.
Dice jadeando con voz entrecortada, rodea mi cuello con sus brazos y me besa.
Se aparta un poco y vuelve para realizar un peregrinaje con sus labios hasta mi pecho, delicadamente me aparta esta vez con una seña de sus verdes ojos y baja de la mesa arrodillándose a mis pies.
Sus besos cubren toda mi pelvis mientras sus manos terminan de desnudarme, besa dentro de mis muslos, delicadamente la veo tomar mi miembro, pasa la lengua desde su nacimiento hasta la punta mientras me mira.
-Deseas que me detenga?
Me pregunta juguetona.
-Jajaja ni por todo el oro del mundo te pediría que pares.
La miro sumisa a mis pies, delicada, que delicia a la vista, ni siquiera me preocupa que haya violado la regla de nuestro juego con esa daga, astuta, me encanta.
El mejor grillete es la libertad, está noche eres libre bajo mis cadenas.
-Sigue, no pares.
No puedo esperar mucho más, estoy volviéndome loco. La levanto guiándola hacia la cama, donde le dejo de espaldas a mí. Es digna de admirar desde este ángulo debo decir. Agarro su cintura y la acercó hacia mi miembro duro que guío hasta la entrada de su ser y la penetró suavemente, una vez, dos veces, cambio el ritmo y empiezo a hacerlo con más brío, la aguanto de ambos brazos y la monto como una bestia salvaje.
Mi fuerza la supera, indefensa, dócil, mía.
Siento como es llenado cada espacio por mi virilidad, quebrándola con cada embestida, de sus labios se escapan gemidos cada vez más intensos. Siento que arde por dentro, sus piernas comienzan a temblar mientras se entrega a la pasión bajo la prisión de mis manos.
-No te detengas
Dice con voz entrecortada mientras siento como la humedad se escurre por sus muslos y moja mi entrepierna.
-Eres una criatura deliciosa, cualquier bestia, humana o no estaría encantada de devorarte, es un placer poder probar un poco de ti.
Le digo mientras la poseo, aprieto su trasero y la sigo trayendo hacia mi como si quisiera desaparecer entre sus piernas.
-Veamos que podemos hacer con esto.
Digo al tiempo que agarro la daga extraviada antes y hago un par de cortes en cruz a la altura de los hombros en el centro de su espalda, una cruz pequeña pero lo suficientemente profunda para que brote sangre, me inclino hacia delante y agarrándola del cuello la levanto hasta tenerla sentada sobre mi.
-Ten, te regalo la vida
Le digo al tiempo que corto la palma de mi mano. La sangre brota poco a poco, la sigo penetrando mientras acercó mi boca a su espalda y comienzo a succionar la deliciosa bebida de su ser ofreciéndole también de mi para que también se deleite.
Toma mi mano ensangrentada y mientras sus caderas se mueven al compás de mis embestidas, pasa su lengua por ella, limpiando la sangre sin dejar que se desperdicie ni una gota.
-Hay algo más que quiero
Replica haciendo uso de la fuerza que le queda y me aparta, girando se pone frente a mí, me empuja haciendo que caiga sobre mi espalda y con un despliegue de destreza sube sobre mi llevando mis manos sobre mi cabeza, ha tomado el control.
Introduce mi miembro en su vagina de un golpe, en su cara se dibuja el placer al ser penetrada con rudeza, comienza a mover las caderas lentamente, acelerando cada vez más.
-Quiero sentir como te corres en mi...
Susurra en mi oído y sin detener sus movimientos comienza a besar mi pecho deteniéndose en mis pezones, succionando y jugando con ellos como si degustara olivas, haciendo que mi mente suba un nivel más al éxtasis que ya me llena.
Sus gemidos son cada vez más profundos, de cuando en cuando pasa por mi oído y lame el lóbulo, mordiéndolo suavemente por momentos y gimiendo mi nombre en un murmullo.
-Dime cuáles son tus más profundos deseos y los haré realidad.
Continúa diciendo mientras no deja de moverse, guía mis manos a sus caderas levantando el torso y dejándose caer hacia atrás para regalarme una vista magnifica del acto, su cabeza se inclina, mientras sus gemidos se agudizan y su cuerpo me roba el aliento.
Al fin se abre, toma el control.
Como una flor que se toma su tiempo en florecer su libertad explotar en un impulso de dolor y placer. La dejo tomarme a voluntad, en este momento no somos un hombre y una mujer, ya somos dos seres Unidos por el dolor y el deseo en este, nuestro campo de batalla de esta noche. Siento que llego a mi límite, sus caderas me guían sin frenos a un precipicio de gozo desmedido y yo voy obediente, dispuesto a caer hasta el fondo.
Un profundo gemido escapa de mi al momento que mi semen comienza a brotar sin control dentro de ella, un segundo antes de explotar en su interior la agarro y la beso como si el mañana estuviera escrito en la hoja de una espada dispuesta a atravesarme.
Sólo segundos duran la muerte, el placer y la existencia.
La envuelvo entre mis brazos suavemente, miro sus ojos, le acarició el pelo y le digo:
-Espero que llenarás tu vació, o al menos haber tapado los agujeros de tu alma por una noche.
Sonríe al escuchar mis palabras, presa entre mis brazos la siento recuperar poco a poco el aliento.
Luego de un rato me besa y se libera con delicadeza de mi abrazo, me mira con ternura por unos segundos hasta que sentencia con tranquilidad:
-Fue una experiencia interesante...
Mientras se viste, la ropa se tiñe del rojo de mi sangre que aún brota de las pequeñas heridas.
Dedica otra mirada a la cama y al lugar que ocupo y agrega mientras se dirige a la puerta sonriente:
-Ahora debo marcharme
La veo salir, ha sido delicioso y tenemos nuestras marcas de guerra para recordarnos. Tomo mi ropa y comienzo a vestirme mientras sonrió.
Sobre la cama veo su daga, ha quedado abandonada, un magnifico suvenir para terminar esta noche de Sombras y Velas.
FIN
Primer Relato:
VENENOS
Mi primera noche en aquella casa de los placeres estaba siendo una maravilla, el vino corría, las bellas jóvenes daban colorido al local, en fin, había estado bastante animada. Podría haber elegido a cualquier pero ese día tenia deseos de probar algo más especial. En un rincón de la estancia una mujer discute con un lord que al parecer era su esposo, esta al ver la negativa de este a cumplir sus demandas de regresar a casa, lo golpeó salvajemente y se dirigió a la salida hecha una fiera, justo el fuego que pedía mi alma esa noche. Convencido de mi deseo fui y me coloqué sigilosamente tras la Dama y le hablé justo antes de salir por la puerta.
- Mi lady, siento que soy quizá un poco rudo al inmiscuirme en sus actividades, gajes de oficio ¿Gustaría sentarse a beber conmigo?
Mi voz a sus espaldas eriza su piel, se gira y topo con unos ojos verde, sonríe y moja sus labios.
- será un placer acompañarle.
Responde mientras me sigue hasta la mesa sin más peros.
- Por lo que pude ver en sus ojos no quedó del todo satisfecha está noche, es bello ese fuego homicida que se acumula en su mirada, algo que valoro mucho, la vista de una doncella de guerra siempre es revitalizante.
Le sonrió pícaramente, ella devuelve la sonrisa, toma la copa de vino que le ofrece una de las mozas y bebe un sorbo.
- No lograré encontrarlo hoy al parecer, mi hombre es muy poco para mí, no sirve para calentar mi cama o saciar mis puños.
Dice mientras mira la copa de vino rojo en su mano.
- Bueno puedo ofreceros dos opciones…
Le digo al tiempo que bebo de mi copa
- Puedo tratar de aliviar su dolor o puede usted tratar de encontrar una nueva manera de divertirse conmigo.
Al escuchar la propuesta sonríe y se apoya sobre la mesa acercando su rostro al mío.
- ¿cómo propone aliviar mi dolor? ¿Acaso sabe que me aqueja? Si se cree capaz de hacerlo estoy a su disposición.
Va diciendo mientras disfruto de la profundidad de su mirada, ella sonríe con picardía
- Noooo mi bella dama, soy un susurro no un brujo de Vaes Dothrak.
Sonrio
- No sé qué la aflige, pero me gustaría, quien sabe, quizá si soy capaz de llenarlo o al menos apaciguarlo.
Si esa sed que tiene debe ser saciada la quiero para mí, no desperdiciada en algún esclavo cuando llegué a su morada...
Se ríe ante mi comentario
- Un brujo de Vaes Dothrak? Mi lord que poco sabe de Essos, en Vaes Dothrak no se permiten los brujos, esos se encuentran en Asshai.
Sigue riendo
- Tal vez pueda descubrir cómo complacerme prestando más atención.
- Jajajaja según se, tienen de esos en las tribus los señores de los caballos, hacen premoniciones para sus amos, pero que se yo de esos lugares, sólo son rumores.
La miro directamente a los ojos antes de decirle mi propuesta.
- ¿Le gustan los juegos arriesgados Mi lady?
Veo como se relame ante mis palabras, se muerde el labio inferior y sonríe
- ¿Me encantan los juegos arriesgados, que me propone?
Responde con picardía, su curiosidad crece al pasar los minutos, me recuesto en la silla y saco de entre de mis ropajes un pequeño frasco.
- Esto mi lady, es una toxina especial, en Dorne nos preciamos por nuestros venenos, en mi caso yo los considero una forma de arte hermosa. Este en particular es algo raro, creado por los que seguimos mi línea de trabajo...
Dejo el frasco sobre la mesa
- Este en específico tiene un antídoto peculiar que solo surte efecto al contacto con sangre como su activador.
Saco otro frasco.
- Dos frascos, dos copas de vino y cero objetos, afilados o no ¿Qué me dice acepta el juego?
Observa los frascos
- Un juego peligroso y de azar...
sonríe
- Acepto.
Responde sin titubear, abro los dos frascos y los vierto uno en cada Copa.
- Antes de seguir ¿gustaría ir a algún otro lugar del recinto?
- Voy a dónde me lleve, mi vida está en sus manos.
Dice sin reparos
- Perfecto.
Hago una seña y la dueña del lugar aparece
- Mi lady ¿Podría usar alguna de sus habitaciones? Una de preferencia pequeña y vacía.
Le pregunto a la encargada
- Por supuesto, puedo facilitarles la q más guste.
Responde esta amablemente
- Excelente, si puede lleve estas dos copas a la habitación cuando nos retiremos.
Señalo los dos envases sobre la mesa
- Quiero que el juego sea parejo y no sería justo con la dama dado que se cual es cual, de ser posible cambie las copas.
- Como guste mi lord, inmediatamente lo hago.
- Acompañarme mi Lady.
Tomo de la mano de la chica y la llevo a una habitación en la planta baja que según se me indicó sólo tiene lo necesario, puedo sentir que su palma es firme pero suave, curioso en una criatura tan singular.
Me sigue sin vacilar hasta la habitación, trato de ser gentil pero mi mano es hosca y fuerte, siento que su agarre se siente confiado, débil y a la vez seguro ¿Tanto desea morir o es que vio algo este extraño que la guía a caminos inciertos?
Llegamos a la habitación y justo al pasar una moza llega y nos interrumpe.
- Disculpe Milord, aquí tiene sus copas.
Agradezco y acto seguido cierro la puerta
-Tenemos bastante tiempo antes que el veneno nos mate cuando terminemos las copas ¿Algo por lo que brindar?
Se sienta en la cama, toma una de las copas
- ¿Qué le parece si brindamos por la muerte?
Me pregunta sonriendo, mientras alza la copa y sin titubear se la bebe hasta el fondo de un solo sorbo.
-Por la vida que es el infierno de cada día.
Sonrio y bebo hasta el fondo sin pensarlo dos veces. Al terminar suelto la Copa y me dirijo hacia la dama con pasó seguro hasta llegar a su lado, sin dar tiempo a nada le esbozo un beso suave, casi solo un roce de labios, ligero.
La dama responde mi beso rodeando mi cuello con sus manos, su cuerpo se mueve por inercia, se coloca sobre la cama y guía el mío sobre ella.
Mientras aún la beso, deslizo mi mano hacia su muñeca, nadie nunca nota las manos cuando se concentra en los ojos. Una de las uñas de mis dedos ha sido pulida y cortada en un ángulo que asemejaba a la punta de una daga. Me detengo un momento y mientras hago una pequeña incisión en su brazo le susurro al oído:
-El juego ha comenzado.
Al hundirla en su muñeca siento como la carne se abre suavemente. Me siento sobre su pelvis llevando su brazo a mi boca y mientras pasó mi lengua por el fino hilo Escarlata miro directamente a sus ojos sonriendo.
El corte no parece molestarla, su respiración comienza a agitarse un poco, sus labios se entreabren mientras disfruta al ver cómo saboreo su sangre, intenta levantarse pero es en vano, con esfuerzo logra poner su mano en mi cuello y tira hacia ella, la beso apasionadamente y aprovechando muerde mi labio hasta que sentimos el sabor de mi sangre, me suelta y se saborea como si del mas delicioso néctar se tratara.
-pues empecemos el juego.
Me dice sonriendo
-Mmm ese fuego.
Relamo lo que queda de sangre en mis labios y me lanzo a su cuello, mientras lo beso pasó a hacer pequeñas cortadas en su cuerpo, debajo de los senos, con la sangre que va saliendo voy coloreándolos. Bellas formas se crean en ellos, comienzo a lamerlos, el sabor metálico y la suavidad de sus pezones son toda una exquisitez para cualquiera que hubiera podido probarlos, continúo succionando salvajemente cambiando entre uno y otro. Ella ya se ha vuelto una visión digna de admirar, el rojo se mezcla con su color de piel creando la obra perfecta en el lienzo más hermoso.
En un movimiento brusco la levanto contra la pared que hace de cabecera a la cama agarrando sus manos unidas, la sangre de las pequeñas laceraciones corre hacia su ombligo.
Veo que los cortes en su piel son recibidos con dolor y gusto, su corazón se acelera, puedo sentirlo, puedo oler como la humedad la invade, su respiración se agita cada vez más, me mira desafiante mientras su cuerpo se agita intentando liberarse sin lograrlo, una sonrisa se esboza en sus labios, los muerde para intentar esconderla pero es inútil, el deseo le juega una mala pasada y un sutil gemido se escapa de su boca.
Al escucharlo mis deseos de ella se hacen mayores, pero, si sigue disfrutando podría perder más que nuestro simple juego, podría perder la vida, vuelvo a subir hasta tenerla rostro a rostro.
-No me gustaría que perdieras el juego así que te daré algo para que consideres venir a por el antídoto.
No más sutilezas, remuevo de un tirón rápido los ropajes superiores de la dama y asestó una brutal mordida cerca de su cuello, al tiempo que con la mano libre arañó su vientre.
-Muéstrame esa sed, muéstrame como lucharás por tu vida, estamos tú, yo y la muerte en esta orgia de lujuria y dolor.
Le digo con la boca tan ensangrentada como una bestia salvaje y vuelvo a morder la herida.
Un grito de dolor y placer escapa de su boca, en su rostro se dibuja su deseo que ya ha reemplazado todo instinto de preservación, presiona mi rostro contra ella, no desea que me detenga, la veo llevar sus manos a su pelo, allí adornando su cabello una pequeña y fina daga que parecía un adorno aparece.
-para...
Murmura mientras me agarra cada vez más fuerte, de pronto siento que lo que sostiene entre sus dedos lacera cerca de mi cuello y sus labios comienzan a succionar mi sangre sedientos.
Habiendo tomado un trago largo de mi saca fuerzas y me empuja quedando sobre mí, sus piernas rodeando mi cintura, sus manos sosteniendo las mías, vuelve a besar la herida en mi cuello y recorre con su arma todo mi pecho, cortando y saboreando, comienza a descender entre besos hasta llegar a mi abdomen, suelta la daga y sigue bajando hasta tropezar con el pantalón, esto no la detendrá, es nada en este mundo podría pararla, sube nuevamente hasta mi rostro y hace uso de sus labios en los míos mientras comienza a zafar la ropa, está desesperada ya, puedo notarlo en sus ojos esmeralda.
-Ahí esta, esa es la dama que ha encendido mis pasiones está noche.
Pienso mientras sonrio con cada corte de la daga en mi cuerpo, aquí estamos, en este momento, este mágico pedazo del limbo, pasión, supervivencia, dolor, frustración, deseo.
Mientras la beso ella juguetea con mi pantalón hasta que logra soltarlos, la agarro del cabello y la hago mirarme, no le será tan fácil, está presa no se dejará cazar tan fácil, no es mi estilo.
Con un movimiento ágil logro levantarme agarrándola de la cintura, aún recargada sobre mi logro llevarla hasta la superficie de una Caja que hace de mesa de noche en la habitación. Tomándola del cuello la miro y veo sonreír a mi ángel de batalla, mi rostro se torna en una risa perversa y comienzo a quitar la parte baja de sus ropajes, sin Reparo, sin pudor.
Está lucha de poder es excitante en extremo, ella muerde sus labios mientras sonríe, intenta liberarse, tomar el control, sus piernas abiertas no hacen el mas mínimo intento de alejarme, rodean mi cintura atrapándome, mi mano en su cuello la obliga a mirarme, intenta liberarse mientras ríe desafiante, pronto su mano se escurre dentro de mi pantalón abierto buscando mi miembro, siento sus caricias firmes pero suaves a la vez.
-apártate
La escucho decir con firmeza, mientras sus piernas me presionan más fuerte.
-apártate
Repite una vez más mientras sus labios intentan alcanzar los míos.
-Apártame
Le susurro al oído.
-Hoy has sido cazadora y presa, has experimentado dos fases de tu vida y has estado al borde de la muerte, todo en una misma noche. Creo que mereces un premio.
Fuerzo sus piernas a liberarme dejándolas abiertas, me acerco a su boca nuevamente esta vez la mano en su cuello pasa a su nuca acariciándola suavemente mientras los dedos de la otra mano se pierden lentamente entre sus muslos, puedo sentir los latidos agitados de su corazón apretando las paredes de su interior.
La miro a los ojos, está vez con ternura, intento mostrar delicadeza en mi rostro mientras comienzo a mover mis falanges rítmicamente en su interior. Quiero que se sienta desconcertada, tanta sutileza ligada a tanta perversión debe de servir para que su mente zigzaguee.
Creo que casi está lista, llevo mi mano de su sexo a su boca y la hago lamer mis dedos.
-Ten, saborea tu lujuria pequeña mía.
Los dedos son lamidos obedientemente para luego perderse en su boca, apoya sus manos detrás de la espalda quedando expuesta ante mí, vulnerable por primera vez mientras los gemidos se escapan de sus labios y sus ojos se me clavan suplicantes.
-Cazadora, presa, y ahora suya hasta que termine nuestro tiempo.
Dice jadeando con voz entrecortada, rodea mi cuello con sus brazos y me besa.
Se aparta un poco y vuelve para realizar un peregrinaje con sus labios hasta mi pecho, delicadamente me aparta esta vez con una seña de sus verdes ojos y baja de la mesa arrodillándose a mis pies.
Sus besos cubren toda mi pelvis mientras sus manos terminan de desnudarme, besa dentro de mis muslos, delicadamente la veo tomar mi miembro, pasa la lengua desde su nacimiento hasta la punta mientras me mira.
-Deseas que me detenga?
Me pregunta juguetona.
-Jajaja ni por todo el oro del mundo te pediría que pares.
La miro sumisa a mis pies, delicada, que delicia a la vista, ni siquiera me preocupa que haya violado la regla de nuestro juego con esa daga, astuta, me encanta.
El mejor grillete es la libertad, está noche eres libre bajo mis cadenas.
-Sigue, no pares.
No puedo esperar mucho más, estoy volviéndome loco. La levanto guiándola hacia la cama, donde le dejo de espaldas a mí. Es digna de admirar desde este ángulo debo decir. Agarro su cintura y la acercó hacia mi miembro duro que guío hasta la entrada de su ser y la penetró suavemente, una vez, dos veces, cambio el ritmo y empiezo a hacerlo con más brío, la aguanto de ambos brazos y la monto como una bestia salvaje.
Mi fuerza la supera, indefensa, dócil, mía.
Siento como es llenado cada espacio por mi virilidad, quebrándola con cada embestida, de sus labios se escapan gemidos cada vez más intensos. Siento que arde por dentro, sus piernas comienzan a temblar mientras se entrega a la pasión bajo la prisión de mis manos.
-No te detengas
Dice con voz entrecortada mientras siento como la humedad se escurre por sus muslos y moja mi entrepierna.
-Eres una criatura deliciosa, cualquier bestia, humana o no estaría encantada de devorarte, es un placer poder probar un poco de ti.
Le digo mientras la poseo, aprieto su trasero y la sigo trayendo hacia mi como si quisiera desaparecer entre sus piernas.
-Veamos que podemos hacer con esto.
Digo al tiempo que agarro la daga extraviada antes y hago un par de cortes en cruz a la altura de los hombros en el centro de su espalda, una cruz pequeña pero lo suficientemente profunda para que brote sangre, me inclino hacia delante y agarrándola del cuello la levanto hasta tenerla sentada sobre mi.
-Ten, te regalo la vida
Le digo al tiempo que corto la palma de mi mano. La sangre brota poco a poco, la sigo penetrando mientras acercó mi boca a su espalda y comienzo a succionar la deliciosa bebida de su ser ofreciéndole también de mi para que también se deleite.
Toma mi mano ensangrentada y mientras sus caderas se mueven al compás de mis embestidas, pasa su lengua por ella, limpiando la sangre sin dejar que se desperdicie ni una gota.
-Hay algo más que quiero
Replica haciendo uso de la fuerza que le queda y me aparta, girando se pone frente a mí, me empuja haciendo que caiga sobre mi espalda y con un despliegue de destreza sube sobre mi llevando mis manos sobre mi cabeza, ha tomado el control.
Introduce mi miembro en su vagina de un golpe, en su cara se dibuja el placer al ser penetrada con rudeza, comienza a mover las caderas lentamente, acelerando cada vez más.
-Quiero sentir como te corres en mi...
Susurra en mi oído y sin detener sus movimientos comienza a besar mi pecho deteniéndose en mis pezones, succionando y jugando con ellos como si degustara olivas, haciendo que mi mente suba un nivel más al éxtasis que ya me llena.
Sus gemidos son cada vez más profundos, de cuando en cuando pasa por mi oído y lame el lóbulo, mordiéndolo suavemente por momentos y gimiendo mi nombre en un murmullo.
-Dime cuáles son tus más profundos deseos y los haré realidad.
Continúa diciendo mientras no deja de moverse, guía mis manos a sus caderas levantando el torso y dejándose caer hacia atrás para regalarme una vista magnifica del acto, su cabeza se inclina, mientras sus gemidos se agudizan y su cuerpo me roba el aliento.
Al fin se abre, toma el control.
Como una flor que se toma su tiempo en florecer su libertad explotar en un impulso de dolor y placer. La dejo tomarme a voluntad, en este momento no somos un hombre y una mujer, ya somos dos seres Unidos por el dolor y el deseo en este, nuestro campo de batalla de esta noche. Siento que llego a mi límite, sus caderas me guían sin frenos a un precipicio de gozo desmedido y yo voy obediente, dispuesto a caer hasta el fondo.
Un profundo gemido escapa de mi al momento que mi semen comienza a brotar sin control dentro de ella, un segundo antes de explotar en su interior la agarro y la beso como si el mañana estuviera escrito en la hoja de una espada dispuesta a atravesarme.
Sólo segundos duran la muerte, el placer y la existencia.
La envuelvo entre mis brazos suavemente, miro sus ojos, le acarició el pelo y le digo:
-Espero que llenarás tu vació, o al menos haber tapado los agujeros de tu alma por una noche.
Sonríe al escuchar mis palabras, presa entre mis brazos la siento recuperar poco a poco el aliento.
Luego de un rato me besa y se libera con delicadeza de mi abrazo, me mira con ternura por unos segundos hasta que sentencia con tranquilidad:
-Fue una experiencia interesante...
Mientras se viste, la ropa se tiñe del rojo de mi sangre que aún brota de las pequeñas heridas.
Dedica otra mirada a la cama y al lugar que ocupo y agrega mientras se dirige a la puerta sonriente:
-Ahora debo marcharme
La veo salir, ha sido delicioso y tenemos nuestras marcas de guerra para recordarnos. Tomo mi ropa y comienzo a vestirme mientras sonrió.
Sobre la cama veo su daga, ha quedado abandonada, un magnifico suvenir para terminar esta noche de Sombras y Velas.
FIN