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Al principio de las cosas, en el universo había tremendo aburrimiento. Luego, sucedió que nuestro Señor To Gucci To Durako To Omnipotente se golpeó la cabeza con la baranda de una escalera, y de allí se desprendieron los componentes fundamentales de lo que somos: la bocina portátil, los caracteres especiales y los espejuelos triangulares. En lo adelante comenzamos a expandirnos con la fuerza de las plagas egipcias, con la diferencia de que nosotros somos más rîķõ§ y r£å└ ê§, y no dudaremos en hacerle po po po a quien se nos cruce por el medio. Algo interesante fue descubrir que, al igual que en las Sagradas Escrituras del catolicismo, en la “durakidad” existen también los profetas y, entre ellos, destaca uno:
Cuenta la leyenda que en una lejana aldea nació un niño, concebido durante uno de los bonches más ruidosos del que se tenga memoria. Aquel ser fue el resultado del hacercamiento (así, con H) de una jevita a la estridente música que sonaba en el bafle. Las vibraciones hicieron que la donseya (vuelvo a pedir perdón por la falta) sintiera una suerte de posesión, y empezara a “partirse” de frente a la multitud. Acto seguido, notó que algo empezaba a crecer en su interior. Durante los meses de embarazo se encargó de alimentar a su futuro vástago con los géneros más urbanos y underground que pudo encontrarm nueve meses más tarde llegó al mundo Chocolate MC, enviado por nuestro Señor To Gucci To Durako To Omnipotente para esparcir sus palabras entre los seres de esta tierra, e inculcarles a través de los géneros urbanos las verdaderas enseñanzas del Bajísimo.
Ahora, si una parte del texto nos llamó la atención, fue el decálogo de ¿orientaciones? que dejó la susodicha deidad para sus seguidores:
Una noche de intenso “pary” y perreo, el Bajísimo To Durako se le apareció a Chocolate entre la multitud. Mientras la masa coreaba enardecida aquel pasaje que habla sobre unos gatos que no están en casa y unos ratones que guarachean, Su Majestad entregó al profeta una lista de diez ordenanzas, escrita en un extraño color carmelita sobre un rollo de papel. Los mandamientos eran los siguientes:
Cuenta la leyenda que en una lejana aldea nació un niño, concebido durante uno de los bonches más ruidosos del que se tenga memoria. Aquel ser fue el resultado del hacercamiento (así, con H) de una jevita a la estridente música que sonaba en el bafle. Las vibraciones hicieron que la donseya (vuelvo a pedir perdón por la falta) sintiera una suerte de posesión, y empezara a “partirse” de frente a la multitud. Acto seguido, notó que algo empezaba a crecer en su interior. Durante los meses de embarazo se encargó de alimentar a su futuro vástago con los géneros más urbanos y underground que pudo encontrarm nueve meses más tarde llegó al mundo Chocolate MC, enviado por nuestro Señor To Gucci To Durako To Omnipotente para esparcir sus palabras entre los seres de esta tierra, e inculcarles a través de los géneros urbanos las verdaderas enseñanzas del Bajísimo.
Ahora, si una parte del texto nos llamó la atención, fue el decálogo de ¿orientaciones? que dejó la susodicha deidad para sus seguidores:
Una noche de intenso “pary” y perreo, el Bajísimo To Durako se le apareció a Chocolate entre la multitud. Mientras la masa coreaba enardecida aquel pasaje que habla sobre unos gatos que no están en casa y unos ratones que guarachean, Su Majestad entregó al profeta una lista de diez ordenanzas, escrita en un extraño color carmelita sobre un rollo de papel. Los mandamientos eran los siguientes:
- Culturizarás a tu prójimo por sobre todas las cosas. Como sea, donde sea y de la forma que sea, te asegurarás de que los que te rodean se contagien con la onda “trapera” y duraka. Para ello deberás usar siempre la bocina portátil como el objeto más sagrado que existe y explotar sus capacidades a través del transporte público. Recuerda que la propagación del Kredo es lo más importante.
- No usarás el nombre que te fue dado por tus padres. Al igual que Tu Señor To Durako (que se llama Yankiel Yoelkis) cambiarás lo que sea que aparezca en tu carnet de identidad por algo más… durako, como por ejemplo Ünä Chïkylïï Duräkä, JøshęDüräkø DârkSnøw Bøss, o cualquier nombre que siga este patrón.
- Tu imagen deberá será de todo menos flojaka. Para ello es imprescindible que en todos tus perfiles tengas fotos en modo “serráo”. También ayuda que uses gafas triangulares, cara de criminal convicto, y que no te quites la camisa/pulover para exhibir tu kuerpazo. Por último, asegúrate de tener una mano en la cara, como si fuera demasiado duraka para sostenerse por sí misma, y necesitara que tú la aguantes.
- La hortografía está zovrebalorada. Ezcrivir conrrektamente no es algo ke un durako tenga que aser. Mientraz pior te komunikes mejol se entenderan kontigo tus helmanos.
- Deberás esparcir el trap por todas las vías posibles. Lo mismo con bocinas, en Facebook, que en Instagram, que en las paredes de la zona, que en el techo de la guagua, promulgarás la lírica y el flow trapero para que todos lo vean y entiendan que somos los mejores.
- Conocerás y propagarás el idioma durako. Le hablarás a tus socios, familiares y jevitas por igual con los sagrados caracteres especiales. Estaría muy bien que usaras frases románticas como: MåmÎ TÛ $æ K£ ¥ô §Ø¥ £L Kê ┬Ë MÃ╦Ø ¥ ┬Ë Hågô þõH.
- Es importante que mantengas tus perfiles actualizados con tu durakidad. Tienes que poner constantemente (¿?) fotos tuyas y con tus socios, en donde kede klaro kuan durako eres. Recuerda que aunque te guste ver novelas turcas y los muñes de Pocoyo, hay ke mantener las apariencias.
- A tus amigos les llamarás Mi Gente. Este término es de uso obligatorio para referirte a tus seres cercanos.
- Tu cuerpo será un altar al durakismo. Te tatuarás y usarás ropa, zapatos, peinados, o cualquier prenda que demuestre tu capacidad para durakear. Se vale todo lo ke tenga que ver con Supreme, pañuelos en la cabeza, cadenas de acero quirúrgico y el uso de esa prenda milenaria como riñonera o cangura.
- Aplicarás el género femenino a cuanta palabra puedas. Al igual que el profeta Chocolate, aprenderás a feminizarlo todo. Dirás bajanda, acabanda, inflanda, beo-anda.
