Lluvia, (Lluvia) tus besos fríos como la lluvia (Lluvia)
Que gota a gota fueron enfriando (Lluvia)
Mi alma, mi cuerpo y mi ser…
Oh, Creo que me confundí.
Desde que era un enano, siempre me gustó la lluvia. Bañarme y mataperrear bajo el aguacero con el piquete. Correr como desquiciado bajo la lluvia, era una gozada. Antes…
Ahora es un problema, ahora solo corro para no mojarme porque me da tos o no se moje el celular o simplemente cuidar un poco la percha que llevo puesta. Sí, porque tal parece que ahora, la ropa y los zapatos pierden su vida útil ante el primer aguacero. La ropa se encoje, los zapatos se despegan y terminan tipo Lacoste (el cocodrilo con la boca abierta). Y así. ¿La billetera? No me preocupa que se moje. En primera, porque no hay un quilo y en segunda, porque las tarjetas y el carnet son de un plástico súper resistente (incluso sirven como cucharas para comer helados y potajes).
Por otro lado, recuerdo en los días de lluvia, debía estar poniendo multitud de cazuelas, palanganas y cubos en la casa por las goteras. Lo que eso tenía su parte musical. El tin, tin de las goteras, mezclado con un buen background ayudaba a pasar la lluvia un poco más relajado. Luego de resolver las goteras, comenzó la inundación (debido a que la casa queda encima de un rio que pasa por el barrio). A ver, para eso estábamos preparados, lo que no contaba era que Donatelo (la jicotea que tengo en el patio), se dio a la fuga en medio de la inundación. Después que el agua bajó, no había nadie que caminara sin mirar para los rincones, debido a las mordidas enervantes que daba ese bicho. Por suerte la encontró Aspirulina (mi gata), como chismosa que era y todo termino bien, aunque hubo que limpiar después.
Y asi las cosas. Por eso ya no me gustan mucho los aguaceros.