- 1,407
- 269
Ante todo aclarar que este es solo mi punto de vista u opinion y que no pretendo manipular a nadie con mis escritos.
Disiento con la afirmación del gobierno comunista de que "la revolución cubana es una sola que nació el 10 de octubre de 1968", y considero que esta visión simplista y reductora desconoce la rica y compleja historia de Cuba. La fecha del 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes se levantó en armas contra el colonialismo español, es un hito fundamental que marca el comienzo de una lucha por la independencia y la justicia social que se extiende mucho más allá de la narrativa oficialista.
La heroica gesta de Céspedes, al proclamar la abolición de la esclavitud y la defensa de la justicia social, dejó una impronta indeleble en el alma de la nación cubana. Su legado se entrelaza con el de otros próceres que, a lo largo del siglo XIX y XX, buscaron la emancipación de la isla y la construcción de un futuro más equitativo.
A lo largo de los últimos 60 años, el gobierno comunista ha intentado reescribir la historia según su conveniencia, ocultando las verdades incómodas que han manchado el desarrollo de nuestra nación. La opresión, la censura y la persecución han sido constantes en un régimen que se alimenta del control y la manipulación, distorsionando el relato histórico en beneficio propio. Es doloroso reconocer que, a pesar del sacrificio de tantas generaciones, la Cuba moderna se enfrenta a desafíos monumentales.
La historia de Cuba es un tejido de voces, luchas y aspiraciones, y no puede ser apropiada ni monopolizada por un solo discurso.
Disiento con la afirmación del gobierno comunista de que "la revolución cubana es una sola que nació el 10 de octubre de 1968", y considero que esta visión simplista y reductora desconoce la rica y compleja historia de Cuba. La fecha del 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes se levantó en armas contra el colonialismo español, es un hito fundamental que marca el comienzo de una lucha por la independencia y la justicia social que se extiende mucho más allá de la narrativa oficialista.
La heroica gesta de Céspedes, al proclamar la abolición de la esclavitud y la defensa de la justicia social, dejó una impronta indeleble en el alma de la nación cubana. Su legado se entrelaza con el de otros próceres que, a lo largo del siglo XIX y XX, buscaron la emancipación de la isla y la construcción de un futuro más equitativo.
A lo largo de los últimos 60 años, el gobierno comunista ha intentado reescribir la historia según su conveniencia, ocultando las verdades incómodas que han manchado el desarrollo de nuestra nación. La opresión, la censura y la persecución han sido constantes en un régimen que se alimenta del control y la manipulación, distorsionando el relato histórico en beneficio propio. Es doloroso reconocer que, a pesar del sacrificio de tantas generaciones, la Cuba moderna se enfrenta a desafíos monumentales.
La historia de Cuba es un tejido de voces, luchas y aspiraciones, y no puede ser apropiada ni monopolizada por un solo discurso.