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En una fascinante amalgama de humor y suspense, la historia se desarrolla a bordo de la nave "In honor of Vega", cuyo destino final es nada menos que la luna. Lucien, el capitán, un carismático y astuto líder con un inusual sentido del humor, escoge a su tripulación cuidadosamente. Entre ellos se encuentran Kratos, un detective con más historias que el universo mismo; Soma, un albañil y declarado anticomunista cuya desconfianza hacia las teorías conspirativas le hace sospechar de todo el mundo; Pow, un técnico de sistemas que siempre tiene una ingeniosa solución; Helaena, la experta en biología espacial con un curioso entusiasmo por las plantas; y Anier, un chef extraordinario que puede preparar las más increíbles comidas en la más inhóspita de las galeras.
La misión marcha sobre ruedas hasta que, en la cuarta noche de viaje, la paz de la nave se quiebra al descubrir el cuerpo sin vida de Eidri, una brillante joven ingeniera de 23 años. El ambiente se torna tenso y, obviamente, Kratos toma el mando de la situación para resolver el inquietante asesinato.
Armado con una hoja de papel y un bolígrafo, Kratos decide interrogar a la tripulación, comenzando por Soma, quien se encuentra atornillando la puerta de su camarote. Soma, mientras cuenta una rebuscada teoría sobre cómo el comunismo podría haber infiltrado la misión a la luna, sospecha de Pow, porque según él, "los pequeños técnicos son siempre los más peligrosos". Kratos sonríe ante esta declaración, incitándole a continuar.
Helaena, en cambio, sugería con una lógica casi botánica que el asesino debía de ser alguien que conociera íntimamente las rutas y sistemas de la nave, moviéndose como un "enredadera en pérgola". Sin embargo, Kratos ve a través de su pasión por las metáforas florales. Ella lo que quiere es que sospechen de Pow, quien había reprogramado el sistema de riego del invernadero espacial.
Anier, entre tanto, tan solo se muestra preocupado por el bienestar del menú de la tripulación. Su máxima contribución al caso es ofrecer a Kratos una deliciosa tarta de manzana, "por si las calorías pueden ayudar a pensar mejor", sugiere jovialmente.
Finalmente, es el capitán Lucien quien revela una pieza clave: mientras revisaba la cámara del sistema de control de oxígeno de la nave, notó que la noche del asesinato, unas manos diminutas y ágiles manipulaban los controles. Kratos, teniendo su teoría confirmada por el testimonio del capitán, reúne a todos para la gran revelación.
"El asesino," declara Kratos con gravedad pero con un brillo jocoso en sus ojos, "es alguien con la habilidad de moverse por la nave sin ser oído ni visto. ¡Pow! Tus habilidades con los sistemas y tu tamaño te permitieron cometer el crimen sin alertar a nadie."
Pow, sorprendido y un poco ofendido, levanta las manos. “¡No soy un asesino! Todo fue un accidente terrible. Eidri vino a ayudarme a reparar un fallo en el sistema de oxígeno, y cuando intentaba asegurar un cable suelto, ocurrió un cortocircuito. Ella tropezó y... fue un accidente.”
"Lo sabía," musitó Soma, triunfante como si su teoría sin pruebas se hubiera confirmado finalmente.
En el medio de la expectativa, Lucien emitió una fuerte carcajada antes de dar el asunto por cerrado, prometiendo una investigación posterior al regreso. Kratos, satisfecho ante el desenlace, decide compartir otra de sus extravagantes anécdotas sobre un caso en Marte, mientras la Astral Venturer continúa su viaje hacia la luna, dejando una moraleja flotante: en el espacio, los sospechosos son ilimitados, pero la gravedad del humor siempre hará su trabajo.
Y así, con risas, pasteles, y un misterio resuelto más o menos, la tripulación se prepara para el amanecer lunar, sabiendo que el viaje es siempre más divertido con unos cuantos giros inesperados.
Continuará...
La misión marcha sobre ruedas hasta que, en la cuarta noche de viaje, la paz de la nave se quiebra al descubrir el cuerpo sin vida de Eidri, una brillante joven ingeniera de 23 años. El ambiente se torna tenso y, obviamente, Kratos toma el mando de la situación para resolver el inquietante asesinato.
Armado con una hoja de papel y un bolígrafo, Kratos decide interrogar a la tripulación, comenzando por Soma, quien se encuentra atornillando la puerta de su camarote. Soma, mientras cuenta una rebuscada teoría sobre cómo el comunismo podría haber infiltrado la misión a la luna, sospecha de Pow, porque según él, "los pequeños técnicos son siempre los más peligrosos". Kratos sonríe ante esta declaración, incitándole a continuar.
Helaena, en cambio, sugería con una lógica casi botánica que el asesino debía de ser alguien que conociera íntimamente las rutas y sistemas de la nave, moviéndose como un "enredadera en pérgola". Sin embargo, Kratos ve a través de su pasión por las metáforas florales. Ella lo que quiere es que sospechen de Pow, quien había reprogramado el sistema de riego del invernadero espacial.
Anier, entre tanto, tan solo se muestra preocupado por el bienestar del menú de la tripulación. Su máxima contribución al caso es ofrecer a Kratos una deliciosa tarta de manzana, "por si las calorías pueden ayudar a pensar mejor", sugiere jovialmente.
Finalmente, es el capitán Lucien quien revela una pieza clave: mientras revisaba la cámara del sistema de control de oxígeno de la nave, notó que la noche del asesinato, unas manos diminutas y ágiles manipulaban los controles. Kratos, teniendo su teoría confirmada por el testimonio del capitán, reúne a todos para la gran revelación.
"El asesino," declara Kratos con gravedad pero con un brillo jocoso en sus ojos, "es alguien con la habilidad de moverse por la nave sin ser oído ni visto. ¡Pow! Tus habilidades con los sistemas y tu tamaño te permitieron cometer el crimen sin alertar a nadie."
Pow, sorprendido y un poco ofendido, levanta las manos. “¡No soy un asesino! Todo fue un accidente terrible. Eidri vino a ayudarme a reparar un fallo en el sistema de oxígeno, y cuando intentaba asegurar un cable suelto, ocurrió un cortocircuito. Ella tropezó y... fue un accidente.”
"Lo sabía," musitó Soma, triunfante como si su teoría sin pruebas se hubiera confirmado finalmente.
En el medio de la expectativa, Lucien emitió una fuerte carcajada antes de dar el asunto por cerrado, prometiendo una investigación posterior al regreso. Kratos, satisfecho ante el desenlace, decide compartir otra de sus extravagantes anécdotas sobre un caso en Marte, mientras la Astral Venturer continúa su viaje hacia la luna, dejando una moraleja flotante: en el espacio, los sospechosos son ilimitados, pero la gravedad del humor siempre hará su trabajo.
Y así, con risas, pasteles, y un misterio resuelto más o menos, la tripulación se prepara para el amanecer lunar, sabiendo que el viaje es siempre más divertido con unos cuantos giros inesperados.
Continuará...
, Yo soy cocinero, q más ibas a esperar?