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Desde la llegada de Trump al escenario político estadounidense, el tablero geopolítico en torno a Ucrania ha dado un giro de 360 grados. En este nuevo juego, Zelensky se ha erigido como un rey loco, un líder que, en su desesperación por mantenerse en el poder, se aferra a una victoria que parece cada vez más inalcanzable. Su autoproclamada lucha contra la "agresión rusa" se ha convertido en un espectáculo grotesco, donde la realidad se distorsiona y se ignoran las evidencias del fracaso.
Bajo la sombra de las acusaciones de dictadura que Trump ha arrojado sobre él, Zelensky se enfrenta a un dilema existencial. Mientras su país se desmorona, él parece más interesado en mantener su imagen que en buscar soluciones efectivas. La reciente propuesta de Trump de un acuerdo por la explotación de tierras raras, valorado en 500 mil millones de dólares como compensación al gasto empleado en el conflicto se la pone bien dura a Zelensky que en su locura tendrá que aceptar si o si.
Su insistencia en aferrarse a la idea de un ingreso a la OTAN es desorbitante. La idea de que Ucrania pueda crear una estructura militar comparable a la de la OTAN (de no ingresar en la misma) es no solo insensata, sino insultante para las naciones que realmente mantienen un compromiso defensivo. Su único apoyo real proviene de Europa, en particular del Reino Unido, que ya ha agotado más de la mitad de su arsenal militar en este conflicto. ¿Es esto lo que Zelensky considera una victoria?
Si hay algo claro en este pantano de incertidumbre, es que la salida de Zelensky sería un alivio necesario para Ucrania. La celebración de nuevas elecciones y la búsqueda de una neutralidad pragmática entre Occidente y Rusia deberían ser la prioridad. Sin embargo, la cuestión de los territorios anexados por Rusia sigue siendo un tema tabú en las negociaciones, y la postura de Trump, si es que alguna vez llega a tomarla, podría inclinarse hacia el reconocimiento de la soberanía rusa sobre estos territorios.
Zelensky continúa absorbiendo millones de euros que, para desgracia de Ucrania, tendran un retorno a la vista. Este ciclo de dependencia y desesperación debe terminar.Se le agota el tiempo y los tiros por doquier le salen.Estados Unidos y Rusia en contra es mucho peso.
Bajo la sombra de las acusaciones de dictadura que Trump ha arrojado sobre él, Zelensky se enfrenta a un dilema existencial. Mientras su país se desmorona, él parece más interesado en mantener su imagen que en buscar soluciones efectivas. La reciente propuesta de Trump de un acuerdo por la explotación de tierras raras, valorado en 500 mil millones de dólares como compensación al gasto empleado en el conflicto se la pone bien dura a Zelensky que en su locura tendrá que aceptar si o si.
Su insistencia en aferrarse a la idea de un ingreso a la OTAN es desorbitante. La idea de que Ucrania pueda crear una estructura militar comparable a la de la OTAN (de no ingresar en la misma) es no solo insensata, sino insultante para las naciones que realmente mantienen un compromiso defensivo. Su único apoyo real proviene de Europa, en particular del Reino Unido, que ya ha agotado más de la mitad de su arsenal militar en este conflicto. ¿Es esto lo que Zelensky considera una victoria?
Si hay algo claro en este pantano de incertidumbre, es que la salida de Zelensky sería un alivio necesario para Ucrania. La celebración de nuevas elecciones y la búsqueda de una neutralidad pragmática entre Occidente y Rusia deberían ser la prioridad. Sin embargo, la cuestión de los territorios anexados por Rusia sigue siendo un tema tabú en las negociaciones, y la postura de Trump, si es que alguna vez llega a tomarla, podría inclinarse hacia el reconocimiento de la soberanía rusa sobre estos territorios.
Zelensky continúa absorbiendo millones de euros que, para desgracia de Ucrania, tendran un retorno a la vista. Este ciclo de dependencia y desesperación debe terminar.Se le agota el tiempo y los tiros por doquier le salen.Estados Unidos y Rusia en contra es mucho peso.