Ten cuidado no te funen pensando que has dicho que el feminismo es ridículo jajajaja. A veces me agradezco de ser tercermundista y no tener que lidiar con hordas de gente así.
Opino que aquellos que hacen el ridículo conscientemente lo hacen sienpre en pos de un beneficio, son capaces de rebajar la opinión personal que otras personas tienen de ellos y siempre lo hacen o para contentar a otros ridículos inconscientes o para ganar algo. Y el ridículo inconsciente sería aquel que no sabe que está haciendo el ridículo, y cree que está en lo correcto, muchas veces porque otra sarta de ridículos actúan de igual manera y le validan su forma de ser o pensar por mayoría. Mira, vengo de comentar un tema de fútbol y pondré un ejemplo similar. Hay muchos programas de "análisis futbolístico" en el cual llaman invitados, y estos invitados se pasan rato discutiendo su punto de vista, errado o no, muchas veces conscientes de que están haciendo un ridículo, solo porque tienen el papel de comentar de una forma para que un sector de la audiencia se sienta identificado, porque saben que hay un grupo de personas erradas a los que es más fácil apoyarles su error que enseñarles a ser imparciales o hacerles cambiar de opinión.
Y eso es comentando el ejemplo que pusiste llevado a otro plano, porque prefiero no meterme en el feminismo. Ahora bien, imagina un payaso. Un payaso es la personificación del ridículo, y es su trabajo hacerlo para que la gente se ría y se burle de él, da igual el tipo de ridículo que haga. Esto significa que el ridículo también es un arma orientada a generar una reacción en las personas a tu alrededor, o tu audiencia en este caso. Y por eso, como es un arma, se utiliza mucho según lo que necesitas indistintamente. ¿O no hemos visto presidentes en shows humorísticos, o actores haciendo tonterías en televisión? Es porque a través de eso pueden conseguir algo, fama, dinero, votos, a tu hermana, etc.
Como resumen. El ridículo inconsciente es peligroso, porque muchas veces es general, y entonces aparece el ridículo consciente que manipula esa opinión a su antojo, sin importar que tan ridícula sea.